21.12.06

En cristal

A veces creo que vivo dentro de una cajita de cristal que me separa de las personas de mi alrededor. Puedo verlas y oírlas, e incluso hablar con ellas, pero no puedo tocarlas. Sé que es una metáfora un poco rara ya que realmente el contacto físico no es lo que me trae de cabeza en las relaciones de las que hablo. Yo no he construido esa cajita y por más que intento destruirla, a veces su existencia se hace más profunda sin que yo sepa el porqué o qué hacer para que desaparezca.

Quiero decir que, en ocasiones, siento que hay algo que me separa de algunas personas y que, por mucho que yo golpee o intente destruir ese cristal, nunca se rompe y ni siquiera tiembla. Es una sensación bastante incómoda ya que no me gusta nada de nada que ese cubículo transparente exista, pero es aún peor cuando preguntas qué pasa y porqué un día todo cambia y se te contesta diciéndote que esa caja irrompible en la que piensas en los malos momentos, existe de verdad y que al existir y no tener ellos una propia, ya no les gusto tanto.

Es curioso, creo. Llevaba toda la semana pensando en esto: en si de verdad esa cajita existía, en que podía hacer yo para que no se notara o para que la gente se olvidara de ella, para que incluso yo me olvidara de ella. Pero no es cosa mía, siempre ha estado ahí y por alguna razón u otra la gente se acaba dando cuenta de ella.

También he estado pensando en los porqué quiero que pase todo tan rápido. Porqué lleno cada segundo de mi tiempo con mil y un actividades diferentes, para llegar a agobiarme hasta límites insospechados aunque sea decisión mía y aunque al final lo saque todo adelante.

Todo el mundo quiere huir de algunas cosas, yo quiero huir de muchas y olvidar otras tantas. Y para hacer ambas el tiempo es mi principal obstáculo. Pero aunque no lo parezca, de verdad que a veces miro el reloj y lo dejo encima de la mesa para olvidarme de él y de todo lo que me indica, por unas cuantas horas.

Esas horas que podría haber usado para otra cosa que para pensar en lo de siempre, en lo que luego la gente de mi alrededor me confirma, en lo que todos sabemos pero nadie me dice. Aunque a veces penséis que no me doy cuenta porque no os digo nada, no es así. Si la caja de cristal existe para unas cosas también lo hace para otras mucho más prácticas.

Me frustro yo misma pensando en lo poco que estoy escribiendo últimamente, ya que es una de mis principales pasiones (no sólo el blog, claro). Pero tampoco colabora mucho que cuando pienso en algunos de los miedos que me aterran o en los problemas a los que me enfrento, venga mi yo en miniatura a demostrarme una vez más que realmente lo es, porque no sé si quiero que lo sea por su propio bien.

Así que me voy a sentar, voy a dejar de golpear mi cajita de cristal y me voy a crear un hogar dentro lo más confortable que pueda, ya que nunca conseguiré romperla ni hacerla invisible.

1 Comments:

At 21/12/06 11:11 p. m., Blogger Kevin said...

Helen, a veces sí que son útiles, sí :P

Pero no por mucho tiempo, que si no luego puede traer consecuencias.

Lyra, no te preocupes, todos cambiamos, créeme :)

 

Publicar un comentario

<< Home