Esta tarde y para superar el aburrimiento que me ocasiona pasarme toda la mañana haciendo ejercicios sobre obviedades que se basan en repetir una y otra vez las mismas ideas, he salido.

Nos hemos ido a Oviedo. Nos hemos dado cuenta, en el (largo) camino, de que están pintando la Central Lechera Asturiana. En estos momentos pensaréis que me he vuelto loca o que este sábado he bebido demasiado, pero cuento esto porque tiene una anécdota curiosa.

Hay tres edificios de la Central Lechera y uno lo han pintado de color rojo, como la leche entera, otro de color verde y otro de color azul, semidesnatada y desnatada. Los diseñadores salen de los edificios de abogados modernos y se meten de lleno en las fábricas de leche. Nunca está mal un punto de originalidad aunque sea en una fábrica de leche.

Pues bien, estábamos llegando a la entrada de la Fnac cuando de repente vemos un poco por delante y de espaldas a dos chicos y a una chica (bastante enana y provocativa, menos por la camisa roja...) que, sinceramente, nos sonaban de algo. Decidimos olvidarnos del tema pero cuando llevábamos unos metros dentro de la Fnac, nos dimos cuenta (por los gritos estridentes) de que un montón de chicas en estado psicótico habían rodeado a nuestros desconocidos personajes dando grititos y alargando bolígrafos.

En ese momento dijeron por los altavoces que "Hoy, en la Fnac de Oviedo, el Sueño de Morfeo firmará copias de su nuevo álbum" momento en el que alguien de mi alrededor se convirtió en una de esas jóvenes estridentes y psicóticas antes mencionadas y nos arrastró a la cola indiscriminadamente. La verdad es que comencé a aburrirme y acabamos haciendo cosas más "útiles" por el Fnac.

Soy una de esas personas que es capaz de pasarse horas y horas dentro del Fnac sin cansarme, ni aburrirme. Tan sólo decepcionándome porque mi tarjeta de crédito tenga un límite tan bajo para mi gusto. Muchas veces me he preguntado si hay personas que tan sólo desearían (que no si podrían) llenar una de las cestitas que hay a la entrada. Que, aunque no parezcan pequeñas, luego lo son en consecuencia a la compra deseada.

Finalmente salimos del Fnac, yo sin álbum de El Sueño De Morfeo, por supuesto, porque no es un grupo que me guste precisamente mucho (más bien poco tirando a nada). Ya les vi en directo una vez. Estaba en segunda fila, hace dos veranos (¿tanto ya?) con mi mejor amiga, a la que tampoco es que le apasione el grupo. Yo sólo quiero decir que no mire para la cantante ni para ninguno de los miembros del grupo más de dos veces, ya que lo único que me interesaba de aquel concierto era Belinda (la violinista que tienen contratada) o más bien su violín electroacústico dorado.

De todas formas, me bajaré el disco, que eso no hace daño (bueno, a ellos sí porque lo tengo y no me lo compró... pero vamos que...). Además, la cantante, Raquel, es una de las tías más bordes del mundo del espectáculo español (y mira que hay) y a uno de los guitarristas me lo encuentro todos los sábados en la piscina/gimnasio de mi barrio.

¿Voy a correr y a gritar como una loca para conseguir un autógrafo de alguien así de borde o de un chico que puedo encontrármelo cualquier fin de semana en el gimnasio? No, me reservo la posibilidad de correr y pegar gritos para este verano con alguien más... mmm, interesante.