6.5.07

Una nueva piedra

"El ser humano es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra", dice un dicho muy conocido (y utilizado). No lo niego, a veces la sensación de dèja vu se mezcla con la gran verdad de ese dicho produciendo la idea de que es estúpido que te vuelva a pasar lo mismo y tú vuelvas a actuar de la misma forma. Al mismo tiempo, también es muy dicho que se aprende con la experiencia y más rápido si es con las malas.

Creo que en mi caso he aprendido muchas cosas de la experiencia, y como ya he dicho, sobre todo de las malas. También creo que eso me va a ayudar muchas veces en el futuro ya que no volveré a cometer los mismos errores simplemente por la obstinación que tengo de no volver a pasarlo mal por algo que ya puedo solucionar o que ya sé cómo va a acabar.

Pero lo que creo que nunca había hecho era contar una experiencia muy privada a otra persona para que le pudiera servir de algo. Siempre puedes dar consejos y decir un "sé de lo que hablo" que queda muy bien, muy poético e intelectual, pero un poco vacío de contenido.

Esto es difícil, ya que cuesta mucho contar las malas experiencias que has tenido a otra persona. Incluidas las que no han sido realmente malas, sino simplemente un poco complicadas o por otra parte, muy complicadas. Aunque sepas que a esa persona le pueden ayudar muchísimo, es difícil.

Intentas convencerla de mil formas diferentes sabiendo que la única forma de la que quizás consigas algún resultando es soltándolo todo de repente, pero le dices que tiene que intentarlo, que merece la pena, que hay cosas más complicadas pero no puedes decir qué... Y ya está, pero no funciona y se malinterpreta todo (que afición tiene la vida a malinterpretarse).

De repente, en un segundo eres capaz de convencerte de lo que tienes qué decir y cómo hacerlo y todo solucionado. Surge y parece sencillo, práctico, y el mejor consejo que podrás dar en toda tu vida. Al final terminas escribiéndolo porque siempre quedan así mejor las cosas (al menos a mí), y entregas la carta sabiendo que puedes ayudar muchísimo o fastidiarla muchísimo y encima sentirte mal por haberlo contado.

No sé si será el mejor consejo que podré dar en mi vida, pero el caso es que ha funcionado y me ha hecho totalmente feliz que algo por lo que yo he pensado mucho y pasado unas cuantas noches en vela haya ayudado a alguien que quiero a tomar una decisión que puede que la haga muy feliz durante mucho tiempo.

Todo depende del grado de complejidad de las cosas y cuando somos capaces de ver objetivamente nuestra situación comparándonos con alguien al que le ha sido mucho más complejo, es más fácil tomar una buena decisión. Felicidades Ana y Diego. A partir de aquí, a patalear una nueva piedra vosotros dos solitos.