Hoy me han recordado una estúpidez que dije hace algunos años. La clase de comentario que se queda grabado en tu mente aunque no haya tenido una verdadera importancia en tu vida, sino simplemente porque hay algo ahí que no cuadra, y lo sabes. Sabes que no sabes porqué dijiste aquello...

Sé que me lo ha recordado como una pequeña anécdota y que lo ha dicho sin animo de ofender, ya que se ha guardado el comentario y sólo ha recordado la ocasión. "El comentario lo guardo para nosotras en la intimidad, que no os importa". Cuando pienso en lo que este mes me ha hecho cambiar de parecer me asombro. Estuve años equivocada respecto a una persona por una simple contestación que en el fondo sé que me merecía.

He pensado muchas veces porque fui borde contestando y verdaderamente no encuentro la respuesta. O sí, que era una cría muy dada a no pensar lo que decía. Por alguna razón, a pesar de no haber hecho daño a nadie excepto a mi misma, cada cierto tiempo me venía ese momento a la cabeza y, bien porque estaba avergonzada o sabía que ya no tenía solución olvidaba el pensamiento desagradable de unos meses geniales y a la vez muy duros.

Creo que tal vez esto me ha impactando tanto porque vuelvo a estar en la misma situación: a veces todo es genial y sólo quiero sonreír y divertirme y otras mi mundo se vuelve muy gris, casi negro, y me pongo a pensar. La misma persona con la que tuve aquella conversación hace ahora cinco años estaba delante de mí, sonriendo y a mi parecer mucho más encantadora que aquel entonces, recordándome aquello como un simple comentario que a mí, como tantas otras cosas me hace pensar.

Me gustaría haber dicho en ese preciso momento, esta mañana, que yo también recordaba aquel mes, aquel día y aquella contestación. A pesar de que ella sí recordaba dónde me sentaba, con quién y cómo era, yo soy incapaz de hacerlo. Cuando recuerdo aquello me veo a mi misma como soy ahora y las cosas no eran así. Me gustaría poder decirle que lo recuerdo, que fue una auténtica idiotez y que me arrepiento a pesar de no tener ninguna importancia y que he demostrado con creces que he cambiado de opinión.

Sé que no es imposible que haga todo eso, pero creo que no tiene el mismo sentido para mí del que puede tener en realidad. Que me pondré nerviosa y no seré capaz de decir lo que pienso de verdad. Así que me callaré y seguiré pensando en mis cosas en una tarde muy nublada en la que estoy un poco deprimida.

Porque a parte de tanto pensar, es duro ver a alguien huir de ti, ver cómo ha cambiado y sobre todo, no tener fuerzas para gritar algo y decirle que estás ahí y que la has visto por mucho que corra.

Huir nunca ha tenido sentido para nadie. Siempre acabas volviendo, a la fuerza o queriendo. Como yo he vuelto a recordar aquello. Como se recuerdan tantas cosas a diario. Recordar como, afortunadamente, he cambiado.