Es pequeña porque es obvia. A veces vale más callarse. Pero si te callas muchas cosas puedes explotar. Eso es lo que me ha pasado a mí hoy. Luego te arrepientes mucho de hacerlo, pero ya lo has hecho.

Si me pinchan grito y lo que es más, ataco. Lo hago de la mejor forma que sé. Casi siempre funciona. Pero a veces no sabes porqué tu cerebro olvida que eso es algo que es mejor no contar, aunque te lo nieguen en tus narices y tu puedas liberarte, soltarlo y sonreír.

Ser sincera por crueldad a veces es fantástico. Pero no sabes cómo puede reaccionar la única neurona de esa persona. La propia verdad se vuelve contra ti. Nunca quiero que se sepa y yo misma soy la culpable de mi estúpidez.

Ahora es cuando toca callarse y sonreír de verdad, porque la mentira de hacerles no creer en esa verdad, es mi mejor defensa. Me gustaría poder estar rodeada de quién yo quiero, pero no es así. Sólo me apetece dormir.