9.11.07

El último mechón

Las cosas no son así. Ella no quiere que las cosas continuen así. Pánico y confianza. Felicidad y tal vez desgracia. El día y la noche, que pueden ser más largos o más cortos durante un mes más. Pero el frío llega y ver que las cosas han cambiado tanto y tú no, aterra. Un año más, no un curso más.

Por eso se sentó en aquella silla e hizo lo que nunca quiso hacer: fue a una peluquería y dejo de decidir para permitir que alguien cogiera unas tijeras y le dijera como sería ella en el futuro. O puede que fuera ella misma la que mostrara las tijeras para que fueran usadas.
Cada mechón de pelo significaba tomar una decisión que la cambiara. Por el primer mechón dejo atrás el miedo que la obligaba a pensar que antes las cosas habían sido mejores. Cayó al suelo. Por el segundo mechón decidió olvidar el pasado. Cayó más despacio que el anterior al suelo. Por el tercer mechón se volvió un poco egoísta, tal vez sin ser consciente de que ese mechón ya no era sólo suyo. Ni siquiera lo sintió caer al suelo.

Los mechones siguieron cayendo hasta que ella misma perdió la cuenta de las promesas que se estaba haciendo, de los actos que llevaba a cabo cada vez que un mechón llegaba al suelo, las palabras escritas y los silencios tallados. Cada mechón la hizo un poco más desconocida para los que ni siquiera imaginaban su nuevo aspecto.

Y mientras el último mechón caía supo que sería difícil, que tardaría un tiempo y, ante todo, que haría sufrir. Pero uno de los mechones, siendo barrido pocos minutos después, le recordaría durante mucho tiempo, quizás para siempre, lo que había prometido. El pasado ya no está. Salió de la peluquería como otra persona, que yo nunca creí conocer.

Sé que nunca podría cortarme el pelo así. Nunca podría entregar mis mechones a la nada. Ninguna tijera podría quitarme todo eso, ya que ni el corte más rápido y profundo me haría olvidar o renegar, ni siquiera de los malos momentos. Es más que probable que la realidad no haya sido así y sea esto una suposición más en mi insconstante búsqueda de respuestas. Una necesidad que tenía para enfrentarme a la dura realidad, que no siempre es fría o negra.

Pero ahora ya no sé si habrá más inventiva porque con uno de esos mechones se me obliga a mí a cortarme uno que, en un principio, creí que iba a ser mucho más fácil de dejar caer, porque algún día volvería a crecer. Me siento perdida y no quiero hablar, casi ni siquiera pensar. Quiero ver el reloj de esa peluquería girar y girar.
Sé que lo entenderá quién deba hacerlo.

2 Comments:

At 9/11/07 7:15 p. m., Anonymous Anónimo said...

Hola, tia el comentario muy logrado de verdad, y tienes razon en cada palabra que escribes.

No intentes buscar respuestas, a veces es mejor dejarlo pasar...

Ya se cansara algun dia ¿no? Esperemos que si...

Asi que deja de darle vueltas al tema, estás haciendo lo que tu cres correcto, y es lo que debes hacer.

Nada ni nadie te puede obligar a hacer algo que tu no quieras, asi que estate tranquila y no te preocupes por que no vas a hacer daño a nadie si no quieres hablar...

¿entendido?

Que tu vales mucho guapa!!

Mil besos Ly!!!

Te Quiero Nena


((...*RaKeLiNa*...))

 
At 9/11/07 9:09 p. m., Blogger Ana Vázquez said...

Me ha encantado la verdad!
Y es que hay que sentir eso de verdad para escribirlo!

Ya sabes lo que opino de todo esto, que deberías acabar con eso cuanto antes, pero ante todo tienes ke tar bien cuando lo hagas porque ahora no es un buen momento, deja pasar el tiempo que necesites y no te agobies y cuando consideres necesario hazlo. Si es tu decisión, será la correcta.

Bueno voy yéndome a cenar. Ya sabes anímate que no me gusta verte así!

Te kero!!!

 

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