8.12.07

El gen evolutivo (2ª parte)

La naturaleza no era, ni por asomo, uno de sus sitios favoritos. De hecho, ni parques, ni bosques, ni excursiones la habían convencido nunca. Tal vez por eso los primeros días en la Comuna fueron difíciles. La naturaleza se echaba atrás con el poder de sus máquinas y su química, pero no podía extinguirse. En cierto modo, les protegía.

Allí no era una niña, ni adolescente, ni mujer. Su edad no se la pregunto nadie: era otro número el que importaba. A partir de ese número se comprobó su gen y al contrario de lo que en el resto del mundo pasaba, fue recibida por ello. El trabajo era duro, todo estaba empezando. Tan sólo llevaban unos meses con el proyecto y había mucho por hacer.

Pero no había demasiados problemas: el capital existía y era cada vez más numeroso; ningún padre rico con un hijo afectado por el gen quería verle muerto, al igual que muchos millonarios portadores de dicho gen querían un buen lugar al que poder acudir cuando el sobornar a los médicos o a las autoridades dejara de tener resultado. Todos sabían que eso se acabaría pronto. Esta vez era una revolución desde el centro de las sociedades y nada podría pararles.

El único fallo que habían tenido al decidir eliminarlos sistemáticamente era el hecho de que, en la era de la comunicación, intentar ocultarles su propio exterminio no era posible. Controlaban las redes informáticas, las llamadas telefónicas y podía haber uno de ellos en cada esquina, en cada lugar imaginable. La adaptación no era un problema y muchos de ellos estaban tan acostumbrados a ocultarlo para aprovecharlo mejor que cuando ello realmente les supuso el poder vivir, ni se inmutaron.

Una de las primeras cosas que vivió en la Comuna fue el conocer la realidad: le ofrecieron ver las imágenes de lo que pasaba en el mundo, sobre todo cuando se negó a continuar. Pudo ver como los encerraban y asesinaban silenciosamente, como investigaban para encontrar una supuesta cura, les torturaban e interrogaban: querían saber más, dónde estaban los fugitivos, qué hacían... Y sobre todo, querían saber qué provocaba en la mente de esos seres humanos la presencia del gen.

Fuera se engañaba mediante la religión: la fé se había convertido en un movimiento para captarlos, pero eran pocos los que caían. Eso había dejado de funcionar realmente un par de siglos atrás. La política no podía tener ningún peso, porque en realidad las suaves redes que la tejían estaban controladas por ellos al llegar hasta las agujas. Inexplicablemente ese poder era mucho menos fuerte cuando la violencia y la masacre empezaron a tomar fuerza. Era una nueva revolución social y lo único que podían hacer era prepararse para lo que todos sabían que se venía encima.

Una nueva Guerra Mundial, pero esta vez, por la supervivencia de dos tipos de seres humanos.

2 Comments:

At 8/12/07 11:40 p. m., Blogger Ana Vázquez said...

No se xk peo me recuerda extrañamente a la peli d Luces del Norte, ta interesante, ya lo vas acabando pronto k toy intrigada!!!

Besitos se me caen los párpados!!

xau!

t.k!!

--((alu))--

 
At 10/12/07 4:35 p. m., Blogger Javier Pellicer said...

impresionante... me ha salido competencia fuerte, en esto de escribir (como si no tuviera ya suficiente, jajaja) menudas ganas de que lo acabes ya!!

 

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