8.1.08

William

Hoy estaba sentada en la parada del autobus completamente sola y a pesar de que no eran más de las 7 de la tarde ya era noche cerrada. Caía una lluvia de esas que me encantan: las que te calan en un momento si estás a descubierto. Adoro la lluvia. Estaba decepcionada, aburrida y llegó un chico.

Se quedó frente a mí durante unos segundos mirándome detalladamente hasta que yo me di cuenta y levanté la vista. Se giró pero sé que seguía mirándome. En otro momento me hubiera parecido mal, me habría puesto incómoda y hasta le habría dicho algo para que mirara al suelo, pero lo cierto es que yo también le estaba mirando casi sin darme cuenta y buscando frenéticamente el recuerdo de conocerle a pesar de que en el fondo ya sabía que no lo había visto nunca antes. Quería decir algo trivial como: "¿Te conozco?" y creo que el pensaba lo mismo.

Los cinco minutos pasaron en silencio con el sonido de la lluvia cayendo alrededor y los dos mirándonos intentando evitar que el otro se diera cuenta, pero chocando varias veces con nuestras miradas. Era peculiar porque a pesar de hacerlo, nuestras expresiones no cambiaban absolutamente nada.

Llegó el bus y se sentó detrás de mí. Sólo sé que cuando miré él ya no estaba allí y no sabía dónde había podido bajarse. Momentos estúpidos de una atracción en la que quizás alguno habría tenido que decir algo.

El recuerdo ya tiene nombre, como no: William.