27.3.08

Conteniendo la respiración

Suspiró mientras dejaba su toalla y se acercaba al agua. Se sentó muy despacio en el borde de la piscina, cerró los ojos y se concentró para no pensar en nada más. Ése era el verdadero sentido del entrenamiento, de nadar, de luchar por ganar dentro de ese líquido transparente.

Lentamente sumergió los pies en el agua helada provocando la reacción de queja de todo su cuerpo, que rápidamente sufrió un escalofrío y su piel, blanca hasta un límite insospechado, se puso de gallina. Volvió a suspirar mientras veía reflejadas en su mente las imágenes de las que intentaba huir. Las respuestas que sus sueños, demasiado imaginativos, le habían dejado en la mañana.

Con un solo impulso se hundió totalmente en ese agua fría y luminosa por los focos de los extremos que le pareció totalmente ajena al mundo en sí. Mientras aguantaba la respiración los pocos segundos que se mantuvo en el agua hasta impulsarse de nuevo a la superficie se dio cuenta de que de ese modo no podría parar su mente: su cuerpo se mantendría ocupado, pero su cabeza podía seguir soñando con sus sueños, con sus sorpresas y con sus anhelos.

Empezó a nadar imponiendo una resistencia al agua, controlando la situación. Rápido, con fuerza, con estilo, con ira. Pronto se dio cuenta de que eso no serviría, de que respirar cada cuatro brazadas no la concentraba ni desconcentraba. Seguía en el mismo estado de aletargamiento que antes, sólo que dentro del agua, que ya no parecía fría.

Después de varios largos se paró en el borde y a través de sus gafas de natación, llenas de gotitas de agua, vio a un grupo de pequeños niños, dos de los cuales tenían el pelo muy negro y parecían muy decididos a saltar sin el flotador adecuado. Se agarraban de la mano demostrando que el miedo sí existía en su mente. Sonrió despreocupadamente mientras olvidaba por un segundo su vida y se centraba en el primer chapuzón de esos dos pequeños.

Pocos segundos después buceaba hacia el otro extremo de la piscina, conteniendo la respiración y con la sensación de que su corazón había dejado de latir por unos instantes, con su pensamiento frío y relajado y con unos pulmones prensados que parecían no pedir más aire durante más tiempo del adecuado.

Cuando llegó a casa cogió su agenda y tachó un nombre y un número de la lista para dejar sitio a otro. A otro que no escribió en el papel puesto que quedaba mucho para que pudiera estar en la misma hoja donde estaba el otro número, hoja ahora completamente vacía. Por fin, cogió aire profundamente y respiró.

2 Comments:

At 27/3/08 10:29 p. m., Blogger Ana Vázquez said...

Cuando leí el título francamente me pareció que ibas a hablar de lengua...jaja

Me ha gustado el texto, muy profundo y nunca mejor dicho jaja. Un dia tenemos que ir a nadar que se echa de menos. Es muy raro que al ver llover te acordaras de la piscina pero bueno...los ejercicios de inglés...te comprendo...te afectan...juas, juas!

Bueno un beso, hasta mañana!

teQuiero!!!

 
At 7/4/08 11:48 p. m., Blogger Eduardo Arias said...

Sí, me gustó el relato, denso, bien llevado, con buen final. Enhorabuena.
Besines.

 

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