6.5.07

Realidades deprimentes

A pesar de la felicidad que siento por las razones del anterior post hay tres razones que me están haciendo plantearme seriamente dónde tiene el mundo la cabeza.

Una de ellas es que Ségolène Royal (pobrecita, vaya nombre) ha perdido las elecciones de Francia, dejando a mi querido Nicolas Sarkozy como Presidente de la República Francesa. Yo creía que los franceses eran inteligentes, me caen mal por su idioma y su chovinismo, pero confiaba en su inteligencia. Es decir: tienen una república, le cortaron la cabeza al rey hace ya bastante, su sistema educativo está bastante mejor que el nuestro... Y tantas otras cosas más, cosas que te hacen creer en la inteligencia de su población.

A partir de ahora son imbéciles. Porque si no hubiera tanto machistas gabachos, quizás ella si hubiera ganado ya que capacitada estaba de sobra. Era difícil, y era difícil porque era una mujer, y nadie puede negarme esto. No sólo tuvo que luchar contra la oposición por la política, sino contra su machismo (incluido el que había en su propio partido). Vamos, que me da mucho asco que a estas alturas estemos así.

Espero que siga intentándolo y logre presentarse a las próximas elecciones cuando los franceses sean un poco menos idiotas. Ahora a ver si el Sarkozy se carga un poquito el país para que aprendan (cruel, pero muy útil).

Otra de las razones que me ha hecho plantearme la inteligencia de la población (ahora española) es que aún, días después de que haya nacido la también muy querida infanta (me cuesta decidir a quién quiero más: a Sarkozy o a la casa Real) no se puede poner la televisión sin que salga ella. Si prestara un poco de atención creo que hasta podría saber la marca de chupete que usa la pequeña Sofía (¿¡pero es qué nadie puede darles un libro de nombres para bebés!?).

Simplemente tres palabras: ¡Viva la república! Aunque también me vale: ¡Abajo la monarquía! Que viene a ser lo mismo pero dicho al revés.

Por último, hablando de estupideces humanas y de la vida en general, decir que mi bixito me ha dicho, después de leer mi encantador post sobre Leigh Nash, que es ultra católica (como ya puso en sus interesantes comentarios a ese post) y que muchísimas de sus canciones las dedica a la religión y a la Iglesia. La verdad, informándonos y leyendo cosas me he quedado realmente asombrada de hasta dónde puede llegar la estupidez de la gente, en este caso de una cantante que a mi me gustaba.

Hasta el nombre de Sixpence None The Richer tiene que ver con el catolicismo (no tenía ni idea, a lo mejor alguien se había dado cuenta pero la Biblia no está entre mis lecturas favoritas por si no os habíais dado cuenta ya). Las canciones son hasta recomendadas por páginas extrañas... Sólo falta que recomienden el disco en Radio María (esa sintonía que, aunque no encuentres ninguna otra, siempre recibes perfectamente y nunca sabes de qué están hablando).

Yo, simplemente, como me entere de que parte del dinero de los álbumes va para la Iglesia es que ni me descargo las canciones... Hay que tener cuidado con lo que se escucha, a ver si trae mensajes subliminales o algo. Bueno, simplemente el saber de qué va me va a impedir escuchar unas cuántas canciones.

Lo que tiene estar un fin de semana sola en casa (a pesar de que he salido demasiado y al final no he estudiado nada) es que una piensa en cosas... en muchas cosas.