Hoy ha sido un día ASQUEROSO con todas sus letras. Pocas cosas lo han medio salvado (como que he visto a gente que hacia ya tres meses que no veía y a los que echaba de menos, con los que me encanta hablar y que me recuerdan que ¡ya queda poco para que llegue el lunes 17 de septiembre!)
La historia de hoy la verdad es que tiene un punto cómico. Es algo como la película de "Melinda & Melinda": tan pronto es cómico como una tragedia, todo depende del punto de vista de la persona que escuche/lea la historia. Y es que este era un día clave para el próximo curso.
Por fin, después de más de una semana de subir al instituto a cualquier hora (ya fuera por la mañana, después de comer o a horas un poco nocturnas), hoy se hacían oficiales las listas para este curso. No teníamos demasiada duda de que iríamos juntas las amigas de siempre porque todas somos de Humanidades y es lo que tiene, que las clases de los bachilleratos se dividen por los bachilleratos en sí. Así que todos en calma, única duda: los profesores.
Lo divertido fue cuando en una de esas visitas nos contaron que, debido a que los del año pasado estudiaron mucho y aprobaron tantos (ironía) éramos demasiados de Humanidades para una sola clase. La solución brillante que se les ocurrió fue mezclarnos a todos los bachilleratos.
Y digo yo, ¿por qué tienen tanta manía a mi curso? El año pasado nos hicieron lo mismo: se os dividirá por las troncales, así que iréis a clase con los que tengan la misma optativa que vosotros. Casi todas cogimos las mismas optativas, ¿y qué pasó? Que al final no nos dividieron por las mismas optativas sino que nos mezclaron sin orden ni concierto. Otro año igual. Ya no sabíamos si reír o llorar, así que quién sabe porqué acabamos jugando al Monopoly.
Así que hoy, tras enterarnos ayer de esto, íbamos ya sin uñas (al menos yo, que me las vuelvo a morder) al instituto bien pronto para saberlas, marcharnos tranquilas y hacer todo lo que teníamos que hacer. Yo, por ejemplo, ir a la tienda a trabajar.
Las listas no salieron hasta más de las 12 y después de un par de llamadas de mi madre en plan de, ¡¿pero vienes ya o qué?! Entre las listas y nuestros nervios hablamos con nuestros profesores. Noticias buenas y malas. ¡Y mucha gente a la que hacia meses que no veía! Pero vamos, que las listas al final no estaban porque aún no saben cómo han dividido los cursos.
La principal conclusión es que tenemos muy mala suerte en general con los profesores que nos pueden dar. Y los muy buenos (y con los que yo he sido tan... digamos insistente, para que cogieran mi curso) en el mejor caso tenemos un 50% de posibilidades que nos den. Frente al otro 50% que es una experiencia que para nada quiero repetir. También que soy una de las 9 bobas que han vuelto a escoger francés, ¿me arrepiento ya o me aguanto? No sé yo para que me voy a arrepentir si ya lo he hecho, sé que es lo correcto y me voy a morir de asco haga lo que haga.
Otra noticia que me ha traumatizado ha sido que no le ha llegado mi paquete a MiniChoni, según me ha contado Choni (su madre) esta mañana. Traumático. ¿Por qué? Porque vive a un kilómetro y medio más o menos de la oficina de Correos donde entregué el paquete. Estuve a punto de llevarlo en mano, pero es una urbanización cerrada y no me apetecía mucho andar dando explicaciones para entrar, así que lo envié por Correos hace doce días.
Cuando la Sra. Lista de Correos a la que ahora odio más que nunca me dijo:
"Lo mandarás normal, ¿no? Porque está aquí al lado" yo dije que sí pensando que eso era algún tipo de seguridad de
"no te vamos a perder el paquete, no somos tan idiotas". Después de 12 días el paquete no ha llegado y lo único que me puede decir (encima la misma tía) es:
"Es que si no es certificado no se donde está, a lo mejor lo han buzoneado mal o se ha perdido...". Ah, pues gracias, un placer de servicio. Ahora a esperar.
Los de Correos definitivamente me odian y lo peor es que no se qué solución le voy a encontrar a esto porque le había mandado algún detallito de Irlanda que, obviamente, ahora no puedo ir a comprar otro para mandárselo. Y a volver a hacer una copia de nuestra foto... Y volver a grabar el DVD... y volver a pensar qué le había puesto en la carta para escribir una parecida... Ah, y lo último: dárselo a su madre para que se lo dé y que no me lo pierdan otra vez los subnormales de Correos.
Así que toda la tarde cardíaca. Porque no sé que clase tengo. Porque no sé con quién voy a clase. Porque no sé quiénes serán mis profesores, ni si me gustarán, ni si me tendré que aguantar y cuando presente la reclamación para cambiarme de clase si todo sale mal me dirán como dicen siempre:
"Haz amigos nuevos". Hazlos tú con los de ciencias... no te fastidia. Porque puede que acabe prendiéndole fuego a la oficina de Correos. Porque a ver que hago con lo del paquete. Y porque estoy hasta las narices de poner escaparates, hacer inventario, recibir paquetes (ah, esos Correos no los pierden, maldita sea) y sobre todo, de sonreír cuando tengo un mal día como este.
Este fin de semana va a ser muy largo... Espero que San Mateo lo acorte.
Lo único bueno del día: ¡Hoy es el 18 cumpleaños de mi querídisima Dafne! Con la que he hablado por teléfono y a la que espero que le hagan muchísimos regalos de cumpleaños. El mío lo mandaré cuando estés en la Residencia de la Universidad, ya lo sabes. ¡Y lo mandaré Certificado, Urgente y con seguro!
La foto ya tiene su tiempo, creo que casi un año justo. Es una foto suya que me gusta mucho porque sale muy guapa, ¡y por qué lleva puesta la corbata que le regalé por su 17º cumpleaños!