30.11.07

Qué lástima pero adiós

¡Me voy a Madrid!

Mañana por la mañana cojo el avión para pasarme cuatro días en Madrid que van a ser mis únicas vacaciones porque en Navidades voy a trabajar todos los días. Me lo voy a pagar todo yo así que es un desembolso considerable de dinero pero van a ser cuatro días fantásticos, voy a ver a madrileñas y sevillanas y a una irlandesa pequeñita que mide poco más de metro y medio.

Me voy al concierto de Andrea Corr. Me voy a ver a mis amigas. Me voy a ver a mis primas. Me voy para salir 4 días de aquí. Me voy para desahogarme de los exámenes. Me voy porque para algo se ahorra (y por los 62 euros que me ha costado la entrada tenían que dejarme acceso VIP con Andrea). Me voy porque me da la gana y estoy harta de quedarme en casa cuando podría estar haciendo algo infinitamente más interesante. Y es la primera vez que voy a anteponer la diversión a las obligaciones, pero sólo son dos días.

También voy a pasarme de la tárifa de mi contrato, porque todo el mundo quiere oír canciones del concierto desde el móvil si no pueden ir y porque... porque a pesar de que tengo una libreta con mapas, planos, direcciones, atajos, líneas... fijo que me perderé, sea en el metro, en el aeropuerto y dónde sea. Pero, ¡se va a la aventura! Y sin nada de lástima, es sólo por la canción de Julieta Venegas cuyo videoclip es tan divertido.

Nos leemos el miércoles.

29.11.07

En reformas

Los jueves son, en general, un día muy estresante para mí (nada más salir del instituto recorro el kilómetro hasta mi casa, dejo la mochila y cojo el violín para marcharme otra vez, además de que tengo clase en la Escuela de Idiomas más tarde). Pero éste lo es en especial porque mañana tengo exámenes. Y como vosotros, yo también me preguntó porqué no estoy estudiando. O más bien porqué no se me permite.

Este año no hay altavoces con villancicos delante de mi casa (post del año pasado que explica esto) y es una pena, porque tengo una escopeta de perdigones. Pero la buena suerte ha hecho que hoy, teniendo mañana tres exámenes ninguno de ellos preparado aún, mi vecino haya decidido continuar con las hermosas obras que había parado un par de días quitándome a mí el maravilloso dolor de cabeza que había dejado. Y justo 15 minutos después de que yo haya vuelto de mi clase de violín.

Vive justo encima de mí y su baño está prácticamente encima de mi habitación ya que el baño en mi casa está al lado de mi cuarto y todas son casi iguales pero hacia arriba. Es como un constante martilleo en la cabeza que se agrava cuando no duermes. Y aunque quisiera dormir tampoco podría por el ruido que está haciendo. Si no, me acostaría y luego me levantaría a las 5 de la mañana para que me diera tiempo a todo...

Es que la gente es muy oportuna. Eso sí, qué se atreva a volver a decirme que si puedo empezar a tocar más tarde los sábados porque a las 5 le despierto de la siesta. ¿Dónde tendré los tapones para los oídos que usaba en el club de natación?

28.11.07

A la sombra de un árbol

Ayer vi a mi amada cuando me detuve a la sombra de un árbol y estaba aún más hermosa de lo que yo la recordaba. Sentada en un banco la descubrí de pronto, cuando el sol dejó de cegarme. Vestía diferente a como yo la recordaba pero su pelo, su rostro y sus ojos mirando al vacío, seguramente pensando en algo totalmente distante del libro que se encontraba en su regazo, me recordó a tantas otras tardes en las que, viéndola, no sabía realmente apreciar lo que tenía. Y aún a la distancia a la que nos encontrábamos, pude casi reconocer su olor, que no provenía de perfume alguno, sino de su piel.

Cuando la volví a mirar me di cuenta de lo que había cambiado en ella que me hacía verla más radiante, más maravillosa: detrás del libro que sostenía se dejaba ver una curva prominente en donde antes yo recordaba planicie y firmeza.

Ese cuerpo que yo tantas veces había observado y acariciado cambiaba lentamente para llegar al fin de un proceso que ocuparía nueve meses y que le daría lo que yo no le había podido o, más bien, me había negado a dar. Una negativa que le había dado a entender que quizá su vida a mi lado no mereciera la pena. Nunca creí que eso fuera cierto, me resigné con su decisión creyendo que era errónea, que estaba equivocada.

Pero ayer, cuando la vi, supe arrepentirme de perder mucho más que a una persona. Sin que ella lo supiera, cambie mi rumbo para el futuro, girando en la siguiente curva del parque que nunca antes en mi vida había tomado. Ella ya había elegido su rumbo al cerrar la puerta.

26.11.07

El gen evolutivo (1ª parte)

Cerró los ojos. Nada sabía del futuro insondable que la deparaban sus acciones. Tampoco importaba. Escribir una frase más, dar un consejo más o pararse a pensar en si era lo correcto. Se habían convertido en seres vengativos. Poco quedaba en sus almas de humano. Aún así, el instinto de supervivencia prevalecía por encima de todo lo demás. Sus pies, descalzos, temblaban sobre el frágil suelo de madera.

Hacia mucho tiempo, cuando sólo recordaba ser una niña más, apareció un hombre en la televisión. Un hombre de bata blanca que había descubierto algo increíble. Las personas se arrodillaban ante él pidiendo protección y ella, con la boca abierta por la sorpresa, pudo observar como en el país más avanzado del mundo un simple análisis de sangre podía excluirte o incluirte, darte el derecho a vivir o el de ansiar huir.

Pronto los análisis se extendieron hasta hacerse obligatorios. Se hacían en las escuelas y en las oficinas, en los ayuntamientos o al presentarte a unas oposiciones, cualquier visita al médico era razón para ello... Había empezado un nuevo holocausto. Pero ahora, la religión, la raza o una idea no importaban. Todo se había convertido en un caso estrictamente genético: no tener el gen te daba derecho a sobrevivir en la sociedad.

De los cadáveres no se mencionaba nada. El tabú no era cuestión moral, sino real. Los entierros desaparecieron: cuando las personas morían el gen no se podía localizar con ningún análisis, con ninguna prueba, desaparecía con su alma. Aquellos no registrados no tenían derecho a ser enterrados y aún quedaban muchos por registrar. La única posibilidad para éstos sin denominación médica era una incineración común.

Ella pronto descubrió que lo tenía. Ni en la televisión, ni en la radio, ni en ningún medio informativo se hablaba de ello. Nadie sabía porqué se estaban realizando los análisis. Pero todos veían las piras. Nadie sabía que estaban buscando y, al mismo tiempo, todos tenían una cierta certeza de que querían acabar con algo diferente al ser humano. Algo que, sin embargo, había formado parte de una pequeña parte del total de la población desde siempre.

Querían acabar con una nueva faceta de la evolución, que había dado su último paso a comienzos del siglo XXI. Se había perfeccionado y se había vuelto tremendamente peligroso. Ella no conocía los detalles de esos cambios, sólo supo que, cuando los análisis se acercaban a su zona, sus padres la enviaron lejos, a un lugar perdido y oculto, con los suyos...

25.11.07

Dos butacas azules

Cumplo 16 años y medio. Tal vez es raro recordar los medios años pero lo hago siempre porque 6 meses después de mi cumpleaños, exactamente, es el de mi padre. Es decir, hoy.

Respecto a mis últimos 6 meses habría tanto qué decir que cuando intento resumirlo, sólo y por alguna razón, me acuerdo de un tren viendo una preciosa bahía llena de barquitos bajo un cielo azul (un cielo azul que no me acompaño en todos esos viajes en tren) y del anuncio de la película de los Simpsons con las "Chocolate bar"... Lo recuerdo cada vez que escucho el disco de Andrea, porque siempre que iba sola o que íbamos medio dormidos de noche en ese tren, me ponía el disco en el iPod. Menos de una semana... pienso en eso cada momento que me derrumbo.

Respecto a mi padre tendría demasiadas cosas qué decir que no quiero mencionar y tan sólo le felicitaré, por supuesto no me leerá, ni quiero que lo haga. Las cosas no están bien. Prefiero el silencio. No es cosa de 6 meses así que, silencio. Le quiero pero recuerdo otras muchas cosas que no quería recordar y que no son, para nada, tan hermosas como mi preciosa bahía de Dublín.

La única relación entre esos dos recuerdos es que la bahía, a pesar de ser hermosa, podría ser peligrosa y me podría ahogar. Con los otros recuerdos, simplemente, me ahogo y vuelvo a desear que pase el tiempo mientras busco soluciones para mi futuro. Me frustra el saber que no dependerá de mí. Menos de una semana...

No soy la misma cuando me miro al espejo. No después de mi bahía, de salir, de vivir. No es el mismo cuando se mira al espejo. Como todos, cada uno tiene sus recuerdos y sus problemas en la vida. En nuestro caso, solemos intentar arreglarlos por nosotros mismos o no hacerlo. Una característica de la familia: es difícil hablar con el de al lado de las cosas verdaderamente importantes.

Yo le quiero y gracias a él tengo una increíble cultura de cine desde los años 60 hasta hoy y una colección de más de 300 entradas de cine. Feliz cumpleaños papá.

24.11.07

Pleure

Noté mi cuerpo frío entre sus brazos. En sólo un segundo todas las sensaciones anteriores se habían esfumado dejando paso a un frío desolador. No sabía que estaba pasando. Tan sólo noté frías lágrimas corriendo por mi rostro. Yo no podía estar llorando. Un minuto antes había borrado la complejidad de mi vida. Había dejado de pensar en pros y contras y me había entregado para lograr que la vida fuera un poco más fácil, sencilla... Para lograr que todo fluyera tal y cómo debía hacerlo. Al instante siguiente, la realidad había llegado a mí como un salto hacia un abismo: rápido y doloroso.

No estaba llorando. Él tampoco. Si volvía a tener algo en común con sus predecesores era eso: las lágrimas, las disculpas o las sensaciones cálidas en momentos cruciales no eran una de sus características. Por alguna razón nunca los elegía así. Tal vez ya hubiera bastante de todo eso dentro de mí. Si no era él, si no era yo... miré hacia arriba: hacia un cielo inmenso, gris oscuro, cada vez más oscuro que iba a ser negro. El atardecer se había borrado por una tormenta que ansiaba llegar para hacerme despertar. Pero esta vez no estaba soñando.

Estaba allí, de pie bajo una lluvia que caía fuerte. Tan fuerte que no me permitía verle con claridad. En un momento determinado me soltó y tan sólo asiéndome por una mano tiró de mí. Una vez más, no cedí. Había una sensación extraña en el ambiente que me impedía moverme. Me sentía tremendamente mal y tremendamente bien a la vez. Corrió a resguardarse mientras gritaba mi nombre. Se estaba equivocando de nombre y yo no pensaba contestar.

Quería seguir bajo esa lluvia densa y fría y no me importaba lo que pensara. Mi pelo había perdido sus rizos, caía liso, pesado, mojado, brillante... Toda mi ropa, poco a poco, se iba adhiriendo, con el agua que caía, a mi cuerpo y yo sabía que en un determinado momento dejaría de darme cuenta de ello. Abría los ojos incesantemente para no ver nada y verme obligada a cerrarlos. La ropa me pesaba y me sentía cansada, muy cansada. Habría podido echarme en el suelo y dejarme llevar, pero volvió y me abrazó por la espalda para pedirme suplicante que me resguardara de la lluvia junto a él.

Cuando sus brazos recorrieron mi cintura, recordé el porqué de esa sensación extraña: llovía como cuando yo era una niña y corríamos juntos por ese mismo parque. Cogidos de la mano. Abrazados. Como ahora. Ansiaba decírselo y pedirle que también lo recordara. Aunque ya no fuera lo mismo, por el hecho de recordarlo... sólo por ello.

Sólo que él abrazaba a otra persona. Yo, incrédula, también. Había vuelto a decidir la forma más compleja y había dicho que no para que nada fuera fácil, que nada fuera sencillo, para pensar en algo más que en mí y para conocer la realidad de la vida: siempre acaba lloviendo y llevandóselo todo.

21.11.07

Le nuit

La noche es muy diferente del día. Me aterra la noche. Siempre lo ha hecho.

La oscuridad, la luna y las estrellas no son algo desconocido para mí. Adoro observarlas, vivir de noche, salir de noche y descubrir cosas que a veces la propia noche oculta. Pero esa noche no tiene nada que ver con la verdadera noche.

Lo que los franceses llaman nuit, diferenciándolo de soir. La verdadera noche no es cuando la luz se va, cuando oscurece... Nuestro idioma a veces es incompleto para expresar todo lo que necesitamos. Y así, la palabra noche se mezcla, confunde y engaña.

No es cuando el sol cae, sino cuando nosotros nos metemos en la cama. Cuando vamos a dormir es cuando la noche verdaderamente llega.

Por los ruidos nocturnos o el silencio impenetrable, por las noches en vela, no saber qué me espera al cerrar los ojos o al mantenerlos abiertos en una oscuridad acogedora, por las pesadillas reales y las ficticias, el tembleque de piernas y brazos que a veces siento al intentar incorporarme, la duda... y el pánico.

Por todo eso mi cuerpo aguanta hasta el límite. Si las horas de dormir son pocas, el día es largo. No importa cuándo oscurece. Nada excepto cuando mis parpados se cierran es lo que decide cuando llega la noche. Porque no quiero ver las constelaciones de plástico sobre mi cabeza apagándose.

Más noches en vela. El cuento de nunca acabar. Tazas y más tazas de líquidos maravillosos que te mantienen despierta y libros... sobre todo libros.

20.11.07

Cry If I Want To

La semana pasada tocó canción en la Escuela de Idiomas.
Siempre son canciones antiguas.
Antiguas y preciosas.

Sólo sé que cuando vi la primera estrofa:
"It´s my party and I .......... if I ............"
supe completarlo y recordé a mi Bixito,
al que tengo más que abandonado.





Aún espero poder verte.
Que acaben los exámenes y volvamos a hablar a diario.
Ir a Canadá.
Completar las competiciones frikis en una noche.
O tal vez nada de esto.

Pero es mi blog y me quejaré si quiero.

La oreja de Van Gogh se ha separado... trauma musical.

19.11.07

Toss The Feathers

Hoy hace tres años.
Nostálgica perdida.
Las entradas siguen enmarcadas en mi cuarto.



La penúltima canción. Fantástica instrumental.
Más especial aún por verlo en casa, en mi ciudad, quiero volver.

Me consuela mucho saber que sólo faltan 15 días para repetirlo.
Aunque falten los demás (¡sobre todo Sharon!) será muy especial.
Y quién sabe, a lo mejor Andrea vuelve a darnos alguna sorpresa.

Muchas ganas de que llegue ese fin de semana. Os quiero chicas (Carmen, Helen).


Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseo Bea, cumpleaños feliz.
Porque para ella hoy también es un día importante.

18.11.07

Cera blanca

Esconder cosas detrás de un velo blanco no funciona.
¿Soy la única alrededor debatiéndome
entre la preocupación y el pánico?
Ya van meses.
Ya van años.
Oscuro y triste domingo.
Noches en vela.
15 días y respiraré.

17.11.07

Guárdate de los idus

Mi bachillerato se caracteriza por la cantidad de lecturas que tenemos en temario. Esto está genial, porque me encanta leer y además lo hago con una cierta velocidad, lo cual me permite cumplir los plazos. Lo que no me había planteado es que, al leer ciertos libros, haya que ir rellenando un cuestionario que pasa de los diez folios de extensión y que incluya tanto fechas y datos del libro como biografías externas.

Como llegan los exámenes de fin de trimestre y andamos un poco agobiados, aunque he tenido semana y media para esta lectura (que a mi no me parece tantísimo plazo), lo he hecho todo hoy. Y con hoy me refiero a las ocho horas anteriores a escribir esto teniendo un descanso de menos de una hora para comer. Ingenua de mí que creí que con la mañana sólo iba a darme tiempo a acabarlo.

El trabajo se alargaba y alargaba... Y aunque el libro eran poco más de 100 páginas y de lectura fácil, las preguntas sobre cada página y cada dato atrasaban bastante el avance (vaya imaginación que tiene para poner esas preguntas). Encima obligación de entregarlo a mano.

Cuando POR FIN he acabado, tenía la mano tan agarrotada que me replanteé el ponerme a ensayar para hacer algo que me distrajera un rato. Se ha acabado el sábado y sólo he hecho esto con la cola de tareas que tengo.

El protagonista del libro no creía en el destino y yo tampoco, así que, ¿por qué los oráculos romanos pronosticaron que la muerte de César afectaría tanto y, de hecho, me afecta a mí, a día de hoy, 22 siglos después? "Guárdate de los idus" (Lola Gándara), aunque los leas el 17 de noviembre. Al menos la historia era bonita, mucho más bonita que el Lazarillo...

16.11.07

Rebelión

Admito que suelo dejar las cosas para el último momento, pero no porque sea una vaga y prefiera estar todo el margen de tiempo en mis mundos interiores, sino porque mi organización hace que unas cosas vayan detrás de otras y luego, cuando algo se alarga más de lo previsto, todos los horarios de detrás se retrasan irremediablemente.

Esta semana he tenido que hacer un señor trabajo de historia acerca de la colonización de Asia del siglo XIX y XX, con sus respectivas rebeliones. Sé que suena aburrido y puede que lo sea, pero me gusta la historia y más como lo explica la profesora de este año, aunque meta muchísima caña.

Todo es mejorable en esta vida y creía que la exageración de esa idea la tenía yo, pero he descubierto que no: la tiene ella y con gran diferencia. Todo es mejorable, el perfeccionismo puro existe y se descubre en los márgenes en rojo de corrección de cualquier examen o trabajo. Sabiendo esto no es de extrañar que hubiera necesidad de dedicarle tiempo al trabajo.

Desde el martes hasta el viernes he dedicado la mayor parte de las tardes a ese trabajo y unas cuantas horas cada noche. Con todo eso, ayer a las 10 de la noche cuando volví de la Escuela de Idiomas aún me quedaba uno de los 5 ejercicios que parecían cortos y sencillos al leer el enunciado. Había que acabarlo y lo iba a hacer.

A las 12 y media de la noche mi convicción de acabarlo era casi completa cuando de repente, al estar redactando los parrafos finales, mi teclado decidió descansar. Dejó de escribir de repente, sin avisar de falta de baterías, que era por supuesto la razón después de que yo pensara que se había colgado el programa, el ordenador enterno o yo que sé. A esas horas y después de dormir entre 5 y 6 horas durante toda la semana, yo ya no recibía bien ni los mensajes de mi ordenador.

Busqué por todo mi cuarto pilas para cambiarlas, ya que no tenía las baterías que suelo usar cargadas porque soy muy espabilada yo. Pero no tenía ya que todos mis aparatos electrónicos, que son unos cuantos, o tienen batería de litio o van a corriente.

Eran las tantas de la noche y no podía andar metiendo ruido por casa para encontrar pilas, así que acabé con la muy mala idea de usar las pilas del ratón para el teclado y después para el diseño volver a ponerlas en el ratón para más tarde volver a ponerlas en el teclado... Tenía muy claro que no pensaba acostarme sin acabarlo, porque ese trabajo lo entregaba yo hoy y punto. Al final acabé encendiendo el pórtatil (que como no, estaba sin batería) y haciéndolo desde allí.

Al final acabé de escribirlo y como era muy tarde para andar metiendo ruido con la impresora e acosté y adelante mi despertador para imprimirlo por la mañana. Cuando quedaban 15 minutos para coger el coche e ir a clase decidí imprimirlo ya porque me quedaba poco tiempo y de repente mi maravillosa impresora (las pilas en el ratón puestas) decidió que el negro era azul y la línea de márgenes no tenía porque ser ni recta ni concisa.

Alineación de cabezales, pruebas de color... Iba a llegar tarde a por el coche clarísimamente. En el último momento la impresora quiso ser buena y darme un respiro e imprimió todo el trabajo de frente, perfecto, impoluto, qué tranquilidad.

En clase justo antes de entregarlo se le cayeron dos de las tres grapas y tuve que buscarme una grapadora. Además no sé porqué extraña razón mi trabajo eran más de 10 páginas y el de todos los demás, mismo tema mismas preguntas, de 2. Cuando lo entregué me quité un peso enorme de encima que había arrastrado toda la semana.

A veces odio profundamente la informática y, siendo positiva, pienso que al menos las Leyes de Murphy no actuaron hoy del todo porque sino ni siquiera me habría arrancado el ordenador. Prefiero las rebeliones Chinas...

15.11.07

Mundos Del Norte

Mundos del Norte era el título de mi anterior blog. Su dominio era Bitácoras que, como muchos supongo que sabréis, un día, después de tener cientos de problemas, decidió irse por completo y no permitir el acceso al Panel de Control de los blogs.

Con lo cual nos obligaron a todos los que teníamos un blog allí y queríamos continuar publicando a hacernos otro y, lo que es peor, no poder avisar de que nos íbamos, de que dejábamos nuestro bloghogar para crearnos otro nuevo: otra nueva casa para escribir. También hay otros que decidieron no volver a escribir por no configurar y poner a su gusto otra casa. Las mudanzas suelen ser pesadas.

Yo me armé de paciencia, algo de lo que no estoy sobrada, y me creé este otro blog que he ido modificando y poniendo a mi gusto durante ya más de un año. En él he ido escribiendo y tan sólo puse un enlace a mi antiguo blog en la barra derecha. Si bien es verdad que cada cierto tiempo entraba para ver si todo seguía bien (nada podía cambiar, en realidad: los comentarios debían ser aprobados para verse y yo no podía hacerlo sin acceder al panel, no habría ningún post nuevo ya que yo era la única con acceso y me estaba restringido... ¿qué iba a cambiar?).

Hoy, aún no sé porqué ya que el tiempo no es algo que me sobre esta semana, he pinchado en el enlace y he descubierto misteriosamente que sí me dejaba acceder a mi panel de control. No me ha hecho tan feliz como lo hubiera hecho hace 13 meses, pero he podido por fin poner mi pequeña despedida en ese blog que para mí fue tan genial porque fue el primer sitio donde escribía que verdaderamente tenía acceso a todo el mundo (el blog del MySpace es algo para olvidar).

Allí dejo un año de sueños y pesadillas. Hoy he dejado su final. Mundos del Norte.

14.11.07

Silencio en el ajedrez

La unión hace la fuerza. El silencio crea la tensión. Un plan sencillo trazado en un momento de rabia puede dar cambios drásticos a lo que parecía un desastre.

Dicen que la ira no es buena para pensar, ya que se toman decisiones demasiado aceleradas que muchas veces no son correctas. Pero en este caso ese dicho es totalmente desacertado: la ira me funciona mucho mejor que la desesperación para pensar y, tras llegar a ser realmente conscientes de que algo que empezó como una cuestión de mala suerte se había convertido en algo que había que solucionar, eran las dos únicas sensaciones que se podía experimentar.

Mis planes muchas veces la gente no los entiende, hasta que se hacen realidad mediante una convicción de que hay que fiarse y realizarlos. Hay que probar. Cuando los resultados se empiezan a ver, mejor si son pronto que tarde, la gente confia aún más y el plan actúa con mayor rapidez. Y comprenden mi intención inicial.

En este caso el problema de esta puesta en común para lograr nuestro objetivo aún no se ha interpuesto: cuando la gente ve que funciona quiere aprovecharse demasiado y entonces es demasiado evidente la pequeña pero interesante manipulación que se está llevando a cabo.

Hay que saber cuando parar, para retornar a la actuación anterior, la normal, habiendo cambiado parcialmente la situación que molesta. Quizás haya que esperar un poco más, porque se podrán sacar más cosas de partido de esta situación, así como de tantas otras.

El no saber qué pasa o siquiera si pasa algo nos da un punto de ventaja, un punto que hemos de aprovechar y luego, poco a poco, volver a ser los de antes pero sin olvidarnos de que podemos volver a hacer lo mismo. Que no se vuelva a dar cuenta. Volver a ganar terreno y volver a ser buenos. Una partida de ajedrez que vamos a ganar, porque ella es una figura y nosotros aún no hemos perdido ni un peón.

Así relatan en historia las batallas y cuando los problemas se convierten en algo personal la vida real se parece a esas historias. Soy una manipuladora, lo sé, pero como me dijo Helen una vez y también se puede aplicar a mí: "Me voy a dedicar a la política, no te fíes de mí".
Y mucho menos intentes frenarme, no suelo permitirlo.

12.11.07

Filmando ficción

Ayer me dí cuenta de que no debería estar escribiendo un blog. Que cuando acabe no debería ponerme a estudiar para mis exámenes, leer un libro que tengo pendiente o hacer cualquier cosa medianamente responsable. Porque hoy nos han obligado a ver una película acerca de adolescentes y siento decir que estoy muy equivocada con el papel que debería representar a vistas de la sociedad.

Yo no debería dedicarme a pensar en mi futuro sino irme al parque a sentarme en la parte alta de un banco aunque haga frío, me aburra y me congele. Porque eso es lo que yo debería hacer a ojos de la sociedad y con un cigarrillo en la mano. Esa sociedad que intenta representarnos en películas.

Ni siquiera debería hablar como lo hago: debería incluir muchas palabrotas, "joder" en cada frase y "cagarme" textualmente en toda mi familia y profesores varios. Escribir puede que ni siquiera tuviera que hacerlo: no hay razón para ello, para expresarme puedo gritar en medio de la calle. Pero en el caso de que lo hiciera sería sin tildes, teclear todas las letras sería una perdida de tiempo, y de hablar otros idiomas ni contar. Qué aprendan ellos el mío, no te jode.

Debería vestir diferente también. Beber y fumar algo más que tabaco todos los sábados o en cualquier momento en el que mis padres no me vean. Seguir diciendo tacos, liándome con todo bicho que se mueva y contestando mal al mundo por existir.

Si es que el problema es mío por no comprender la visión que el mundo tiene de nosotros. Esa visión que representa en todas las películas que supuestamente van de adolescentes. Como si todos viviéramos en barrios marginales rodeados de delincuencia y, lo que es peor, no quisiéramos hacer nada para remediarlo y decidiéramos colaborar. No vivo en Beverly Hills, pero siempre hay elección.

Por mucha gente así que haya en el mundo no creo que sea buena idea representarnos a todos como tal. Se ve que nos perjudicamos a nosotros mismos y que sólo nosotros podemos cambiar el parecer que tienen los demás. Pero todos aquellos que tal vez queramos cambiar eso no tenemos una cámara de video y la posibilidad de colocar DVDs en la estantería de un videoclub.

Me alegro de tener un poco más de cerebro que los de esa película y también un poco más de cerebro que el que recomienda esas películas estúpidas para las horas de tutoría. Tal vez él fuera así pero está claro que yo y tanta otra gente que conozco, no.
No somos estúpidos. No somos manipulables. Y sobre todo, no somos como muestra la ficción.

10.11.07

Noviembre dulce

Es sábado y no salgo. He fallado a mi agenda. Es el único día de la semana que me doy la tarde libre a mi misma. Se la doy a alguien que me haga reír, que haga que las horas pasen rápido y tenga un buen recuerdo luego, a alguien que me acompañe al cine, me hable con un café o sepa contestar más preguntas que yo al Trivial, a alguien que me aguante en un pub irlandés con una Guinness y una noche con una cámara de fotos. Esas son mis amigas o la enana de mi hermana. La noche cerrada suele ser para quién esté aquí.

La tarde no ha seguido el plan pronósticado. Es raro en mí. Creo una complicada telaraña de horarios y tareas desde que era tan pequeña que escribía deberes con v. Ahora escribo lo que he de hacer sin faltas y casi siempre lo cumplo. Pero hoy no.

Como siempre tengo frío y estoy envuelta en tres o cuatro jerseys. Y tengo el pelo recogido, lo cual también es raro. Después de cumplir con todas mis obligaciones, de discutir un poco y de lograr encerrarme en mi cuarto, me he dado cuenta de que hoy no iba a ser día de estudio.

Hoy quería tocar y me he pasado un par de horas olvidándome por completo de las partituras que tengo que mirar para el próximo jueves, tocando Rebel Heart o Silver Strand. He cogido mi tin que andaba perdido por un cajón y he intentado recordar Toss The Feathers perdiéndome al final.

No puedo seguir el consejo porque no depende sólo de mí. Los horarios hay que seguirlos y hay cosas que no puedo pedir. Pero las películas ñoñas no son algo que sobren . Para algo pedí estos dramas irlandeses y el Noviembre Dulce de Keanu Charles Reeves (si es que hasta el nombre es adorable) que también es de director irlandés. Odio a Charlize Theron por haber besado a alguien así aunque la película sea bastante convencional.



Hoy es un día para mí y el único fallo de verdadera importancia es que sé escribir con b.

9.11.07

El último mechón

Las cosas no son así. Ella no quiere que las cosas continuen así. Pánico y confianza. Felicidad y tal vez desgracia. El día y la noche, que pueden ser más largos o más cortos durante un mes más. Pero el frío llega y ver que las cosas han cambiado tanto y tú no, aterra. Un año más, no un curso más.

Por eso se sentó en aquella silla e hizo lo que nunca quiso hacer: fue a una peluquería y dejo de decidir para permitir que alguien cogiera unas tijeras y le dijera como sería ella en el futuro. O puede que fuera ella misma la que mostrara las tijeras para que fueran usadas.
Cada mechón de pelo significaba tomar una decisión que la cambiara. Por el primer mechón dejo atrás el miedo que la obligaba a pensar que antes las cosas habían sido mejores. Cayó al suelo. Por el segundo mechón decidió olvidar el pasado. Cayó más despacio que el anterior al suelo. Por el tercer mechón se volvió un poco egoísta, tal vez sin ser consciente de que ese mechón ya no era sólo suyo. Ni siquiera lo sintió caer al suelo.

Los mechones siguieron cayendo hasta que ella misma perdió la cuenta de las promesas que se estaba haciendo, de los actos que llevaba a cabo cada vez que un mechón llegaba al suelo, las palabras escritas y los silencios tallados. Cada mechón la hizo un poco más desconocida para los que ni siquiera imaginaban su nuevo aspecto.

Y mientras el último mechón caía supo que sería difícil, que tardaría un tiempo y, ante todo, que haría sufrir. Pero uno de los mechones, siendo barrido pocos minutos después, le recordaría durante mucho tiempo, quizás para siempre, lo que había prometido. El pasado ya no está. Salió de la peluquería como otra persona, que yo nunca creí conocer.

Sé que nunca podría cortarme el pelo así. Nunca podría entregar mis mechones a la nada. Ninguna tijera podría quitarme todo eso, ya que ni el corte más rápido y profundo me haría olvidar o renegar, ni siquiera de los malos momentos. Es más que probable que la realidad no haya sido así y sea esto una suposición más en mi insconstante búsqueda de respuestas. Una necesidad que tenía para enfrentarme a la dura realidad, que no siempre es fría o negra.

Pero ahora ya no sé si habrá más inventiva porque con uno de esos mechones se me obliga a mí a cortarme uno que, en un principio, creí que iba a ser mucho más fácil de dejar caer, porque algún día volvería a crecer. Me siento perdida y no quiero hablar, casi ni siquiera pensar. Quiero ver el reloj de esa peluquería girar y girar.
Sé que lo entenderá quién deba hacerlo.

8.11.07

Son los gestos

Tengo un sexto sentido que, aunque a la gente de mi alrededor le cueste aceptar, está ya más que probado. Cuando mi madre se quedó embarazada de mi hermana yo ya era mayorcita (diez años) y siempre me he caracterizado por fijarme mucho en las personas (de una forma no descarada): en sus miradas, sus gestos, su reacción a las palabras o a otras personas... así que de una forma no consciente quedaron grabados en mi memoria todos aquellos gestos o cambios de actitud de mi madre por el embarazo.

Esto, que puede parecer una anécdota sin importancia, me sirvió hace poco más de dos años para darme cuenta de que una persona a la que yo quiero muchísimo estaba embarazada mucho antes de que se notara, mucho antes de que nos lo dijera y mucho antes de que realmente hubiera alguna prueba para que al decírselo a mis amigas no pensaran que estaba loca. Unos meses después se descubrió que no era así y que, en efecto, yo tenía razón.

Los gestos nos descubren aunque no nos demos cuenta y las personas, como yo, que nos fijamos mucho en esas cosas subconscientemente, descubrimos las cosas que se están intentando ocultar o que, como en el caso anterior, simplemente no ha habido necesidad de decir.

Tal vez sea un buen tema para un libro de cáracter psicológico, pero no me gusta la psicología y sería traicionar mis propios principios. Además, no es la clase de cosa que pueda escribir ya que en el fondo desconozco esos gestos y esas miradas. Muchas de esas cosas son casi imposibles de describir y sólo cuando se muestran ante mí me doy cuenta.

Supongo que mucha gente es capaz de hacerlo también: de darse cuenta por pequeñas cosas que pueden pasar desapercibidas que ha habido un cambio. Ese cambio lo ha tenido una de mis profesoras y avisé a mi amiga, que se sienta a mi lado, de que estaba embarazada. Era una suposición concebida por la misma sensación que tuve hace dos años y que, esa misma amiga me negó, para luego tener que aceptarla.

Ha pasado casi un mes y cada vez se volverá más evidente, hasta que tenga que aceptar que mi suposición ha vuelto a ser acertada, o tal vez no... No siempre se acierta con estas cosas, pero ha habido un cambio y eso nadie lo puede negar.

Al igual que nadie me puede negar la sensación que he tenido hoy, a pesar de que casi no miré y no pregunté a nadie si lo que creo es cierto. Que quería salir de ahí y no mirar atrás, no pensar en ello, pero siempre que me ordeno a mi misma no pensar en ello, lo hago con más ansiedad. Debería aprender a usar este "don" para protegerme a mí misma, ya que no todo lo que descubro es tan fantástico como un embarazo.

Día dedicado a Adela, que vale más que no lea nada, porque no sé si le gustara ver que me fijo tanto en ella como para descubrir estas cosas. La adoro.

7.11.07

Conejitos

Cuando éramos niños, cuando Friends estaba de moda y no debíamos verlo, cuando lo hacíamos igualmente, cuando Mónica y Chandler se enamoraron en Londres, cuando ni Los Simpsons era tan entrenidos como esa serie y esperábamos al capítulo de la semana con anhelo, cuando esperábamos a ver si Rachel y Ross acababan juntos de una vez y Ross dejaba de casarse con inglesas sosas, si Phoebe aprendería a vestirse o a tocar la guitarra, cuando todo el mundo se preguntaría si Joey maduraría algún día,


cuando salió el último capítulo y lloré como una tonta por el final...




Cuando todas esas cosas pasaban decían que yo era como Mónica porque era organizada, exigente y les agobiaba bastante con las reglas. Quiero a mi Chandler aquí para que me diga que todo se va a arreglar.

Hoy en clase se nos ha contado algo curioso acerca del latín y los conejos, ¿por qué llamaban a nuestro país Hispania? No voy a poner el chiste porque no es políticamente correcto, pero nos ha hecho reír, me ha hecho acordarme de Caroline, de que queda menos de un mes, me ha hecho olvidarme durante una hora de todo lo que no conseguía sacar de la cabeza y que me está agobiando enormemente y no sabe cuánto se lo agradezco...

Llevaba tiempo esperando una razón para poner esta foto, que me parece graciosa y preciosa, con Mónica disfrazada de CatWoman y con Chandler disfrazado de conejito rosa. Le dedico esta entrada a esa persona que me ha hecho sentirme un poquito mejor hoy. Gracias.

¡Feliz cumpleaños Esther!

Pensaba ponerlo en griego pero me he dado cuenta de que no sé escribirlo correctamente, sólo decirlo, así que...

6.11.07

2000 lyras en una

Ayer por la tarde no había ganas de estudiar para el examen que tuve hoy por la mañana (esos exámenes consiguen que me duela la cabeza hasta después de entregarlos) así que subí a la buhardilla de mi casa a revolver un poco los libros y ya de paso a congelarme, porque no hay calefacción.

Con eso de que tal vez me vaya a Sicilia me dio por revolver en la sección en italiano (es por llamarlo de alguna forma, no es que los libros estén demasiado ordenados pero al menos sí por idioma) y encontré un librito pequeño: Una guía de conversación.

Me pareció bastante práctica teniendo en cuenta que desde que deje de pasar mucho tiempo con mis abuelos, el italiano (o lo que sabía) se me ha esfumado por completo. Estaba yo ya en mi cuarto con un poco menos de frío mirando las distintas partes del librito cuando entre dos de las páginas se cayó un pequeño ticket.

Lo miré y resultó ser del aeropuerto de Italia. Tiene fecha del 16/09/90 y costó 2000 liras (coincidencia de moneda...). Como no tenía ni idea de qué podía ser lo que se había comprado y la curiosidad es muy mala, le pregunté a mi madre, ya que ella era la dueña del libro y la que estuvo en Italia por aquellas fechas.

Para mi sorpresa me dice, después de mirarlo un rato, que es el ticket de una prueba de embarazo que se compró en Italia justo antes de volver a España y que dio positivo. Obviamente es MI prueba de embarazo. Le pareció algo muy curioso y digno de guardar pero yo aún estoy sorprendida de encontrar una prueba de embarazo que me anuncia a mí 17 años después y por una tarde de aburrimiento. También me sorprende que se acordara de en qué se había gastado ese dinero en esa fecha, pero supongo que es una de esas cosas de las que no te olvidas.

Lo tengo colgado en la corchera. Quiero ir a Italia. Quiero ir a Sicilia. Esta semana va a ser muy larga y después de algún comentario más: parece que se ha olvidado de cómo soy, de lo que me hace sufrir aunque ya haya pasado el tiempo... En realidad quiero ir a cualquier sitio con tal de no quedarme aquí.

5.11.07

Pinceladas

La gente no sabe cómo se hace el pergamino de café.
Son folios en blanco y café aguado.
Muchas capas con el pincel.
Paciencia y un secador.
Quisiera saber relatar este olor que queda en las manos.



El día de hoy está siendo demasiado largo.

4.11.07

Pelusón

Este invierno se llevan las cosas pelusonas. Tanto se llevan que no hay quién se compre algo que no sea pelusón, así que para entendernos mejor hemos graduado las cosas pelusonas en diferentes niveles: bajo, medio, alto y súper pelusón, después de ir a decenas de tiendas. El grado no pelusón se deja solamente para los pantalones vaqueros.

Es una paranoia clasificar la ropa de las tiendas por pelusidad (nueva palabra para la Real Academia Española de la Lengua) pero es un hecho verídico que todo es pelusón. No tiene mucha lógica ya que eso se mancha pronto, coge bolas (sólo el grado bajo de pelusidad lo hace) y se le pega absolutamente todo lo que te encuentres por el camino. Pero queda bien y la gente se vuelve achuchable con cosas pelusonas, como los ositos amorosos.

Esto viene porque hace un par de semanas me compré un abrigo de esos con cientos de botones que tardas media hora en abrochar para salir a la calle, y una de mis amigas dijo que era un abrigo pelusón (de grado medio/bajo). A partir de ahí, nos dimos cuenta de que todo es pelusón. El grado súper peluson está (probablemente) en el Corte Inglés y es tan pelusón que parece una alfombra de piel pero en color rosa chillón.

La razón de que la gente se compre cosas pelusonas, a parte de que no hay otra cosa en las tiendas así que tampoco tienes muchas opciones, es que dan mucho calor. Y hace mucho frío. Vale que yo soy muy friolera de siempre y soy capaz de llevar seis capas de ropa en diciembre, pero el calentamiento global (qué curioso) hace que las temperaturas no se mantengan estables y que a las ocho de la mañana puedas congelarte mientras que a las dos te ases con un simple jersey de grado bajo de pelusidad.

Así que, si vais a alguna tienda, fijaros en el grado de pelusidad de lo que compréis, porque os será muy útil para saber si da calor o no. Este es el post parida del mes así que perdonádmelo, pero se lo tenía que dedicar a mis dos amigas pelusonas.

Espero que os guste el nuevo diseño, necesitaba un cambio ya.

3.11.07

Invasión

Acabo de llegar de ver en el cine La Invasión, protagonizada por Nicole Kidman y Daniel Craig (el nuevo James Bond, y yo qué decía que no me gustaba...), aunque realmente por ella sola que es la que más sale en la película. Es la tercera versión de "La Invasión de los ultracuerpos".


Dicho así parece la típica película de terror en la que unos extraterrestres vienen, nos invaden (los cuerpos, si es que el título lo dice todo) y los americanos son salvan a todos. Básicamente es eso sólo que, en esta versión más que en la anterior (la primera no la vi pero la otra sí), está fundamentado científicamente cómo invaden nuestros cuerpos y eso le da un toque de realismo a la película que me encanta. Por otra parte, el terror psicológico es fantástico (la adrenalina...) y no hay nada como olvidarse de que existen películas de terror de sangre, sangre y sangre. Y gritos.


La trama de la película, en resumen, se centra en el personaje de Carol Bennell (la preciosa Nicole Kidman, que quién fuera ella) que es psiquiatra en Washington. Se da cuenta de que muchos pacientes, e incluso su ex-marido, no parecen ellos mismos, sino otras personas extrañas que se comportan como autómatas. La razón de la mutación se halla en unas esporas de origen extraterrestre llegadas en una nave espacial que se apoderan de las personas cambiándolas mientras duermen. Con la ayuda del doctor Ben Driscoll (Daniel Craig) intentará detener la invasión mientras busca desesperadamente a su hijo Oliver (Jackson Bond, que coincidencia de apellido) que podría ser el antídoto, y lucha por no dormirse.


Nicole Kidman, una vez más, se ha lucido con su interpretación y es que, es fantástica. No se nota que es mi actriz favorita. El papel de Daniel Craig también está muy lucido y en ocasiones sorprende y aterra mucho, ya que estás expectante de qué hará a continuación para matarte del susto. El niño lo hace muy bien y pega un montón para ser hijo de Nicole (en ficción).


Una cosa que me ha llamado la atención en la película es que siempre son los americanos que salvan al mundo en estas películas, sin embargo, en la película, los europeos y los japoneses nos ponemos antes manos a la obra. Aunque sí, al final sólo se ve la solución de los americanos, está bien que vayan aceptando que no están solos en el mundo.


Estos dos actores han hecho otra película juntos que es "La brújula dorada" (que, por cierto, llevo yendo mes y medio al cine todas las semanas y aún no he visto el trailer a un mes del estreno) en la que hacen de matrimonio con una hija en común, por lo que el comentario de la película de "Os saldrían unos hijos preciosos" fue de lo más apropiado. Porque sí, están juntos pero no del todo... es una situación a la que se le podría haber sacado mucho más partido ya que saca un poco de quicio.


Recomiendo la película, los actores y en general ir al cine, porque hay muchas películas interesantes últimamente. Además, desestresa muchísimo y se deja de pensar en cosas que obsesionan a una. Nada como ver a Nicole Kidman estrellarse con el coche (lo malo es que lo hizo en la realidad para rodar esa escena). Os dejo el trailer.

2.11.07

Lazos Zapateros

Todo el mundo sabe, a estas alturas del consumismo, que la Navidad empieza en noviembre para el Corte Inglés, digno inventor de estas nuestras fiestas. Lo que es probable que mucha gente no sepan es que para mi madre y/o su tienda, también.

Estamos a 2 de noviembre y mi madre ya ha comprado todo lo que va a necesitar para las Navidades: desde los numerosos productos naturales que, lógicamente, se dedica a vender (tiene una dietética, parafarmacia, herboristería etc.) hasta las cestas o los baules donde irán dichos productos, las cintas de colores para hacer lazos... Si es que por comprar tiene hasta reservas de celofán.

Todo esto implica que, hoy mismo, yo haya empezado con las cestas de productos de regalo para estas próximas Navidades. De pequeña me gustaban mucho las Navidades por los regalos, cuando crecí un poco me seguían gustando porque, para que mentir, seguía teniendo muchos regalos, pero me empezaba a agobiar un poco por las eternas cenas familiares. Cuando llegué a lo que mi abuela llama "la edad del pavo" (que para ella es un período no concreto y muy, muy largo) llegué a la conclusión de que los regalos no compensaban las Navidades y, ahora que sé las Navidades que me esperan, las deseo con tanto ahínco como a los exámenes finales de junio. Puede que incluso estos tengan más puntos.

En el fondo me lo paso bien, porque me rio mucho y cuando estoy en el almacén preparando cosas o estoy con alguien (porque somos más de una explotada, ¡y no nos libraremos!) o escucho casi toda la música de mi iPod, que es mucha, cosa que también me encanta. Pero, como todos los trabajos del mundo, tiene cosas malas. Una de ellas es que son demasiadas horas y acabo, no textualmente pero casi, muerta. Este año, además, promete, porque todo el mundo piensa mandar trabajos o deberes para las vacaciones. Afortunadamente ya he convencido a alguien (sí, la de siempre) para que me vaya dando el trabajo y vaya avanzando, porque si no...

Ahora, leyendo la Odisea para ganar tiempo al tiempo, me vuelvo a imaginar los cientos de lazos zapateros del año pasado (Inés, si lees esto, ¡no volvéremos a hacer esos lazos!), el relleno de los baules blanco pegado por todo el cuerpo, incluido el pelo y, sobre todo, el papel de celo para cubrir las cestas de regalo: con mariquitas y hojas verdes. Volveré a soñar con las mariquitas... ¡qué asco!

Así que, una sola petición para los compradores: no vayáis el 31 de diciembre a las 23:20 a comprar, por favor, que yo también quiero comer las uvas en casa y el año pasado casi no llego. Que no son normales esos horarios, en serio. Si no os da tiempo, hacéis lo que todo el mundo: un cheque regalo del Corte Inglés (de nuevo) que por algo los inventaron y a los niños les hace mucha más ilusión sentirse con dinero.