Cada cierto tiempo encuentro una canción que por alguna razón me fascina durante unos días, semanas o puede que meses. Luego la dejo de lado y la escucho cada bastante tiempo. Pero mientras me fascina la escucho más de una vez, más de diez veces al día sin saber exactamente el porqué. Simplemente tengo la sensación de que me apetece escucharla constantemente.
Esto no siempre me pasa con canciones que sea la primera vez que escucho, sino que, a veces, las he escuchado muchas veces como una más de ese disco y que, por alguna razón, cambio mi opinión sobre ellas. Ahora tengo una y las razones de porqué me encanta y me fascina son claras: se trata de Raphaël, la canción de Carla Bruni de su disco en francés Quelqu'un m'a dit que ya tiene unos años y que debo de haber escuchado cien veces antes de interesarme por esta canción.
Pero como ya he dicho esta vez las razones son claras: me gusta porque esta semana, en mi clase de francés, he redescubierto el significado de esta canción traduciendo las pequeñas partes que me quedaban por entender; me gusta porque Carla Bruni siempre me ha gustado como cantante y ahora que todo el mundo sabe quién es (aunque no precisamente por su música) puedo decirlo, hablarlo y compartir sus discos; me gusta porque me han regalado su disco original y porque que cante en inglés no está nada mal. Mi nivel de inglés da muchísimo más de sí que el de francés.
Sé que también me gusta por mi estado de ánimo, porque es esperanzadora, bonita, tierna y real a pesar de que se hayan divorciado (en explicación a esto decir que la canción está dedicada a su exmarido Raphaël -de ahí el nombre- cuando todo... les iba bien). Me gusta la voz suave de Carla pero sobre todo me encanta la letra y por eso la he traducido (creo que es bastante fidedigna).
Cuatro consonantes y tres vocales forman el nombre de Rafael. Lo murmuro en mi oído y cada letra me maravilla. Es la diéresis que me hechiza en el nombre de Rafael. Como se mezclan la "a" y la "e", como se mezclan con la "l".
Rafael tiene un aire de ángel pero es un diablo del amor. De finas caderas y mirada de terciopelo. Cuando él se inclina, cuando él se inclina, paso mis noches en blanco. Y para siempre...
Me gustan las notas con sabor a miel en el nombre de Rafael. Las murmuro al despertar, entre las plumas del sueño. Y para que el día sea bello, yo me perfumo de Rafael. Piel de tristeza, pintor eterno, arcangel extraño de otro cielo.
Sin delicias, sin destellos, sin malicia, sin Rafael. Los días sin él se vuelven aburridos y mis noches se aburren de su belleza. Sin inquietud, sin preliminares, sin promesas eternas. Sólo el mundo en nuestra cama, sólo nuestras vidas en el arco iris.
Rafael con aire de sabio y sus palabras de terciopelo. De su voz grave y su mirada sin rodeos. Cuando él cuenta, cuando él inventa, yo le puedo escuchar día y noche...
Cuatro consonantes y tres vocales forman el nombre de Rafael. Lo murmuro en su oído y le hago reír, como un sol.
Yo así no puedo vivir. No sé porqué extraña razón no comprende (o más bien no quiere comprender porque le da exactamente lo mismo) que no puede poner exámenes de un día para otro, menos en período de exámenes, con un estrés horrible, un montón de trabajos y ejercicios para entregar y de un tema que no ha explicado.
Y mierda ya, porque es el segundo año que nos lo hace (vamos, que se lo hace a la clase en la que estoy yo): del mismo tema, de un día para otro, sin explicarlo y con teoría algo que es básicamente práctica.
Eso sí, a final de curso este año no me podrá poner la disculpa de que no tengo el 10 porque precisamente en ese examen tenía una nota muy baja si no hacia media entre teoría y práctica. O quizá sí que me pueda poner otra maldita vez la misma disculpa, porque yo, aquí tan mona y agobiada, tengo un examen de traducción de griego el viernes que no es precisamente una tontería. Y la verdad, en cuestión de notas y de valoraciones merece más la pena estudiar griego.
Sé que puede hacerlo, que tiene todo el derecho que quiera a hacerlo porque es la que manda y, quitando adornitos, puede jodernos todo lo que quiera. De hecho fijo que quiere pero ya son ganas de ser mala persona y de fastidiar a 27 por 3. Que nadie me diga que es por todo lo ocurrido últimamente, porque como repito ya nos lo hizo el año pasado.
Estoy harta, cabreada y muy, muy estresada. Cuando me consume la ira puedo gritar a esa persona (descartado), romper cosas (descartado que estoy en mi cuarto) o echarme a llorar (y no tengo tiempo así que descartado). Hoy tengo un examen de la Escuela Oficial de Idiomas que aún no he tenido tiempo de empezar a preparar y mañana tendré que estudiar esos dos exámenes porque tiene un pronto de no te menees.
Sé que todo esto que escribo tiene un matiz personal considerable que me hace pensar así pero es lo que pienso, tengo parte de razón y otra parte que no. Sin embargo me da lo mismo. Pongo todo esto aquí porque es MI BLOG y, sinceramente, pongo lo que me da la gana lo vaya a leer quién lo vaya a leer. Que ya estoy harta de hasta tener cuidado aquí.
Estrés. Empieza el período de exámenes. Hoy me he enterado de que van a cambiar el sistema universitario de copiar apuntes y limitarse a hacer exámenes antes de que yo llegue. Mierda. Otra vez con el mismo rollo de entregar trabajos en una fecha y hacer exposiciones orales. ¿Contará también el comportamiento...? Pero hoy sólo debería importarme la pluralidad lingüística de España y el latín. Una lástima que no me capte del todo. Estrés.
Esta tarde me he encontrado con una pequeñita (digo pequeñita porque es bajita, porque de espíritu es bien grande) persona llamada Kety a la que hacia dos años que no veía.
Estaba yo esperando en la parada del tren de Lugones a eso de las 3 de la tarde, con un frío de morirse todo hay que decirlo, y escuchando el disco de Dolores O'Riordan cuando de repente vi venir a una chica con una carpeta enorme cargada de libros de historia y un poco despistada. Vamos, tal y cómo yo la recordaba.
La saludé y creo que tardó dos o tres segundos en reconocerme y venir a darme dos besos. Cuando tienes una profesora de historia tan maja, tan dedicada y tan buena persona después del desastre de profesora de historia del año anterior (...), te da mucha pena que se vaya para pasar a un "¡No hay tiempo!" constante.
Se acordaba de mi nombre, de mí, de todos los mapas que tuvimos que colorear y detallar... con un "espero que hayas ido por letras porque era lo tuyo" lo dijo todo y a pesar de que se tuvo que ir en dos o tres minutos porque llegaba el tren me ha alegrado el fin de esta semana eterna que llega a su fin con una tarde muy buena y una noche que será aún más fantástica.
Kety me dijo que estoy cambiada. No sé, ella está exactamente igual y sigo teniéndole tanto cariño como cuando se marchó. Espero que esté bien, aunque diga que en su actual instituto la gente no es como éramos nosotros. ¿Por qué todos se quejaran mientras nos dan clase y luego nos echan de menos? Maravilloso volver a verla.
Es un artículo de opinión para un trabajo y una recomendación de lectura:
Cuando comienzas este libro ("El niño con el pijama de rayas") te preguntas porqué un libro corto, narrado de forma tan sencilla, casi infantil, está siendo tan bien recibido y nominado a tantos premios. Porqué todo el mundo, ya sean niños o adultos, lo lee, y les gusta, y lo recomiendan.
Es una forma muy diferente de relatar el Holocausto judío, tal vez nunca vista antes. Es la visión de un niño alemán, uno de tantos otros, que está obligando a ponerse recto, alzar su brazo derecho al frente, juntar los tobillos y decir con voz alta y clara “Heil, Hitler!”, aunque todo eso no signifique más que una obligación a acatar.
Es la visión de un niño que no entiende porque todas las personas que hay detrás de la cerca no pueden pasar a jugar a su lado o él al suyo y que ve con horror como son tratadas estas personas en su propia casa, enviados tan sólo para trabajar y servir, incluso por su propio padre, al que considera tan bueno. Un niño que es incapaz de decir correctamente Führer, Auschwitz y tantos otros nombres alemanes, confundiendo a cualquiera que no sepa de qué está hablando…
Pero sobre todo podemos ver la realidad y el aprendizaje de un niño que no entiende lo que ocurre a su alrededor, que es la duda en ese mundo nazi de disciplina y orden. Frente a la visión clara y lógica del Holocausto que nos ofrece, por ejemplo, “El diario de Ana Frank”, nos encontramos con un libro simple, que intenta enseñar sin obligar a adquirir los conocimientos, que pretende que algo así no se olvidé sin recordarlo del todo.
Un libro que merece la pena leer, con un final claro y trágico que marca, que da que pensar. 217 páginas que dan una respuesta a todos esos Schmuel y a ese único Bruno que desaparecieron hace ya más de medio siglo.
Soy una persona que le da muchas vueltas a las cosas y siempre le acabo encontrando un sentido metafórico y extraño a casi todo, aunque normalmente me lo quedo para mí o se lo digo a muy pocas personas. Tampoco es que al mundo le interesen las divagaciones personales de cada uno de sus habitantes.
A veces me encuentro con que hay más gente a mi alrededor que tiene esas divagaciones personales y que, por alguna razón, deciden contármelas. Ayer me pasó algo así. Tal y como me pasa a mí cuando intento transmitir esas ideas que me surgen, me acabo liando y al final ya no sé de qué estaba hablando al principio así que lo único que causo son más divagaciones en la persona a la que hablo.
Hoy entendí las divagaciones de ayer. Me encantan las divagaciones, las metáforas, que alguien piense lo mismo que yo sobre algo que trae muchas discusiones y que, a pesar de que nos hayan quitado el teatro, Sicilia, los museos... vaya todo un poquito mejor que el lunes.
Canción del día, que no es de mi estilo pero que marca el día de hoy y que, espero, marque el final de tanta divagación sobre la Odisea.
Última y minúscula divagación: Lluis Llach en este video, ¿no se parece muchísimo a The Edge? Con el gorrito y eso...
A veces que te den razones no mejora las cosas. Que no te hayan elegido porque les parece "poco probable" que hayas podido hacerlo tú sola tal vez sí que debería hacerme sentir mejor, hacerme pensar que lo hice bien, aunque no sirviera para nada. Curiosamente, no produce el efecto deseado. Sigue siendo un asco de razón. Bueno, al menos me gusta mi nuevo color de pelo.
A veces me pregunto de qué sirven todos esos hábitos que tengo y de los cuáles soy incapaz de despegarme. Me pregunto de qué sirve ser tan sumamente perfeccionista, de qué sirve trabajar tanto para no conseguir lo que se busca, para no conseguir lo que realmente te importa.
No se vive de sueños pequeños y se ha caído de repente mi creencia de que trabajando duro y aprovechando mi inteligencia podría conseguir lo que quisiera. El mundo no funciona así aunque yo quisiera negarlo durante todo este tiempo y es que hay muchos otros factores. Factores que no tengo en muchos casos. Como la suerte, que parece que nunca ha querido pegarse a mí.
A veces me pregunto si el tener un coeficiente intelectual por encima de la media es práctico en algún sentido y no un estorbo que hace que te preguntes porqué actúas así, porqué no voy a estar contenta hasta que la última página de ese trabajo este revisada. Soy demasiado exigente con los demás, pero aún más conmigo misma. No seré feliz hasta acabar mis obligaciones y tampoco lo seré luego por no haber hecho otra cosa. Sin embargo, si no lo hago me sentiré culpable. Un 9 no es un 10 por mucho que parezca igual.
No es celos cuando gana o recibe un premio otra persona. De hecho esta vez, ella sabe sinceramente que me alegro tantísimo por ella que no soy capaz de decírselo porque al mismo tiempo estoy sufriendo por mi misma y preguntándome qué habré hecho mal para no haberlo conseguido yo. No me comparo a los demás ni la vanidad me ciega pensando que ha sido simplemente suerte o cualquier otro factor. Da igual quién o porqué esté ahí: yo no estaré, ¿verdad?
Me he vuelto loca y me he teñido el pelo de morado. Estoy harta de ser así y de saber que no puedo cambiar. Quisiera que no me importara el hecho de haber perdido una oportunidad a mi sueño. Llevo un inicio de año que parece querer acabar conmigo.
La moda ahora está en leer artículos periodísticos acerca de la simbología de la Navidad. Y hacer eso a mediados de enero me parece además de patético, muy agobiante.
La simbología de la Navidad está directamente relacionada con el cristianismo, y para una persona atea cerrada y bastante drástica como yo, no resulta demasiado agradable tener que leer y comentar artículos que hablan acerca del catecismo, de la redención de Cristo, de la Biblia o de semejantes.
Todos los escritores parecen sumamente católicos (o cristianos simplemente) a la luz de los hechos que escriben. Todos nombran que la Navidad es una fiesta que ha surgido después de la "cristianización" de mitos paganos por parte de la Iglesia, pero ninguno se atreve a decir que por esto mismo la fiesta en sí no tiene nada de religiosidad. O al menos nada de religiosidad como se entiende hoy en día.
Es religiosidad pagana. Religiosidad hacia la naturaleza o los hechos diarios (como la fiesta del 25 de diciembre, que es una veneración al Sol por levantarse cada mañana y dar un nuevo día) que los paganos no entendían y necesitaban venerar para tener la conciencia tranquila de que todo seguiría su curso.
Hoy no "hacemos" (hacen) eso porque ya conocemos estos hechos y sabemos que aunque no los reverenciemos seguirán ocurriendo, así que la solución que se ha encontrado es venerar a otras cosas con menos fundamento. O más bien con fundamento nulo.
Todos estos artículos critican el consumismo, la falta de fe por parte de los jóvenes, todos esos valores de bondad y belleza que se van perdiendo junto con las hermosas tradiciones religiosas. Que le hablen de las hermosas tradiciones religiosas a todas esas personas de otra religión, a todas las mujeres o a todos los pensadores de unos cuantos siglos atrás que fueron asesinados por la Iglesia y que pregunten si el 25 de diciembre pararon las persecuciones o los asesinatos porque era un día de bondad en el que la esperanza renace. Que pregunten a ver qué contestan.
Prefiero ponerme alrededor del árbol a reverenciar al Sol para que el nuevo día amanezca que creer que con ese árbol se construyó la cruz en la que se crucificó a un "hombre" del cual tenemos menos pruebas que de otros hombres que vivieron 30 siglos antes que él. ¿Curioso? Al menos los paganos hacían esas cosas porque no tenían pruebas empíricas de porqué amanecía, pero lo actual es imperdonable.
Un sólo artículo más y pongo todo esto en el comentario de texto.
Hoy me he despertado un poco fuera de mí. Sé que suena extraño pero es lo que me pasa cuando la gripe se acerca: no consigo centrarme en el "yo" que soy yo. Creo que ha sido la semana entera la que me ha estado causando esto. Después de que ayer, finalmente, tras una semana de molestias, tuviera que irme de clase por un dolor de espalda de esos que luego recuerdas, la gripe me llama.
¿Lo de la espalda? Al parecer varias contracturas, la C7 desencajada totalmente y un montón de músculos que van a donde quieren. Al menos eso dijo mi masajista, que cada día me tiene más cariño... yo, por mi parte, prefiero los masajes relajantes a éstos.
Las razones múltiples y poco concisas. Que si el frío, una mala posición, un movimiento brusco, coger peso (esto va a ser del trabajo de Navidad), ansiedad o estrés. No sé, diría normalmente que me declino por una de las dos últimas posibilidades pero si bien es cierto que he estado cargando con muchas cosas de las que no me apetece hablar o que no puedo contar, por favor, que llevamos menos de una semana.
Afortunadamente he dormido muy bien con un precioso regalo que está en la pared al lado de mi cama. Gracias mi bixito (K). Fin de semana cargado de trabajos.
Últimamente se habla muchísimo de Carla Bruni, en todos los aspectos: que si el matrimonio de Sarkozy se rompió por su culpa al igual que ya hizo en el pasado con un joven con cuyo padre también tuvo líos amorosos, que todo es por dinero... Que si la ex de Mick Jagger (ya hay que tener estómago) es paseada por Sarkozy como un trofeo...
A ver, Carla Bruni es una ex modelo preciosa y que, en mi opinión, tiene talento para la música. Pero si hasta los mismos franceses están cansados de oír hablar de la pareja, nosotros más. Como al parecer somos un país más cotilla que Francia se nos informa hasta en el informativo.
Claro, es una gran noticia que Sarkozy (que tiene muy pocos puntos a su favor tratándose de quién es y de cómo soy yo) haya conseguido una novia/prometida tan guapa teniendo en cuenta... A ver, aunque no tenga atractivo ninguno cobra 19000 euros al mes. Y volvemos a que es todo por dinero. No sé, el hecho es que hay que admitir que, en cuestiones monetarias, la chica sabe elegir. Sabe y puede.
Pero yo no voy a hablar aquí de quién se mete en la cama con Carla Bruni, sino de su último disco que me parece mucho más interesante.
La conocí por su primer disco "Quelqu'un m'a dit" o, más bien, por el anuncio de Nescafé que tenía el single promocional del álbum como música. Esa canción es mítica y la letra, especialmente: "On me dit que le destin se moque bien de nous, qu'il ne nous donne rien et qu'il nous promet tout" ("me dicen que el destino se rie de nosotros, que no nos da nada y nos promete todo").
El álbum entero es casi acústico y su voz es tremendamente relajante. De hecho, es mi cantante francesa favorita (sí, sorprendentemente tengo de eso y escucho "bastante" música en francés). Y aunque el nuevo disco salió hace meses, la primera vez que lo escuché fue esta semana.
Se llama "No Promises" y, sorprentemente, es en inglés, lo que no me gusta demasiado ya que me encantaba su voz hablando francés. De todas formas si intento no escuchar la letra sino simplemente su voz me da la sensación de que habla en francés, por el acento más que nada. Es menos acústico que el anterior con toques de guitarra eléctrica que no llegan a destacar.
Aunque aún no tengo canción favorita del álbum me ha encantado el titulo de la primera canción "Those dancing days are gone", de ahí el título del post. Le deseo a Carla todo lo mejor con el disco, que sea todo lo liberal que quiera que para eso trabaja y tiene derecho a decidir lo que quiera. Y mira, si se casa con Sarkozy que a los franceses les parezca mal, que no le voten, y a mí me parecerá aún mejor el disco.
Hoy estaba sentada en la parada del autobus completamente sola y a pesar de que no eran más de las 7 de la tarde ya era noche cerrada. Caía una lluvia de esas que me encantan: las que te calan en un momento si estás a descubierto. Adoro la lluvia. Estaba decepcionada, aburrida y llegó un chico.
Se quedó frente a mí durante unos segundos mirándome detalladamente hasta que yo me di cuenta y levanté la vista. Se giró pero sé que seguía mirándome. En otro momento me hubiera parecido mal, me habría puesto incómoda y hasta le habría dicho algo para que mirara al suelo, pero lo cierto es que yo también le estaba mirando casi sin darme cuenta y buscando frenéticamente el recuerdo de conocerle a pesar de que en el fondo ya sabía que no lo había visto nunca antes. Quería decir algo trivial como: "¿Te conozco?" y creo que el pensaba lo mismo.
Los cinco minutos pasaron en silencio con el sonido de la lluvia cayendo alrededor y los dos mirándonos intentando evitar que el otro se diera cuenta, pero chocando varias veces con nuestras miradas. Era peculiar porque a pesar de hacerlo, nuestras expresiones no cambiaban absolutamente nada.
Llegó el bus y se sentó detrás de mí. Sólo sé que cuando miré él ya no estaba allí y no sabía dónde había podido bajarse. Momentos estúpidos de una atracción en la que quizás alguno habría tenido que decir algo.
Iba a escribir acerca de nuestra ajetreada mañana en las Rebajas y las colas de Bershka de dos horas con la horrible música de esa tienda que es toda electrónica (me recuerda a Sophie Ellix-Bextor, que tampoco me gusta), pero acabo de recibir unas fotos muy frikis que me gustaría compartir con nosotros. Así que la experiencia de las Rebajas queda en un ¡fantástico!, en un pienso ir a Oviedo a continuarlas y un... ¿sabes qué no tengo espacio en el armario?
Respecto a las fotos, al verlas me he alegrado de no haberme gastado hoy todos mis ahorros y ya estoy planeando la visita a la Fnac (que tendrían que hacerme socio VIP) la semana que viene, sección de Goodies, aunque no sé si ya estarán aquí:
Sí, son aletiómetros de juguete y es una cosa muy friki, pero en realidad siempre la he querido. Desde que me enteré de la grabación de la película pensé que lo importante (me ha decepcionado, destacando que no es porque le hayan quitado la crítica a la Iglesia porque eso ya lo veía venir yo desde hace años) era que habría Goodies.
Y ni siquiera la espada láser de la Guerra de las Galaxias o la preciosa bola de Eduardo Manostijeras (Goodies que me llaman la atención pero que no, no tengo) tienen tan buena pinta como el aletiómetro que probablemente será de plástico y se le traben las manecillas pero... oh por favor, ¿no es precioso?
Y ya lo que faltaba: un DigiDaimonion. O sea, un Tamagochi con un Daimonion dentro. Esto ya es demasiado friki hasta para mí, que en mis tiempos tenía un tamagochi y se me murió porque me daba pereza hacerle caso (yo y las mascotas no solemos llevarnos bien).
A veces cuando me pongo en este plan tan friki me doy miedo hasta a mi misma... Pero ya veréis que guapo que queda el aletiómetro en una bolsa de terciopelo roja en mi bolso nuevo... Oys.
Muy pocos saben quién es Yap y porque es "tan importante". En realidad tiene poco de interesante para todos aquellos que no entiendan que de "Ya" y "Pablo" surge esto. Y, a fin de cuentas, yo no entiendo a qué viene que le recuerde si de interesante tiene poco y de sentimentalismo aún menos. Pobre chico, si le dejaráis en paz...
Esto es lo que pasa cuando te repiten una y otra vez las cosas. Que Wikipedia te informa de que Yap es una de las islas de Micronesia y tú lo pones en tu blog dedicado a las pesadas de tus amigas.
Un ratito libre en la tienda (hoy llevamos todo el día sin cerrar) que aprovecho para publicar y dedicarle esta entrada a mi Bixito, que llevo unos días ya para felicitarle decentemente.
Cuando se sorteó la blusa de Andrea Corr en el videoclip Shame On You dijimos que tenía que ser para uno de los dos. A mi no me ha tocado pero me ha alegrado tanto como si lo hubiera hecho que le haya tocado a él.
Andrea firmando la blusa
Espero que huela tan bien como esperamos, que no la hayan lavado con detergente de Carrefour, que la firma esté intacta y sobre todo que te saques una foto con ella (no hace falta que te la pongas) y que me la envies. Y ya sabes lo que va a ser el regalo para el cumpleaños...
¡Felicidades! (K) Ha sido lo único que me ha alegrado esta semana.
Ayer pensaba publicar un post acerca de mis propósitos y deseos para el año nuevo, este 2008 que ha pasado con grandes momentos y que ha comenzado con una decadencia bastante desorbitante.
Dado que las primeras horas del año fueron de hospitales y sustos y la situación general en mi familia es de pena y desasosiego me parece bastante trivial escribir acerca de dejar de morderme las uñas como principal propósito o de mi deseo de ver a alguna gente (ejem) durante este año.
Todas esas cosas, todos esos deseos y propósitos siguen almacenados en la cabeza. Sigo queriendo realizarlos y cumplirlos. Pero el uno de enero me ha golpeado de frente con una realidad que, a pesar de estar siempre delante de mí, yo no veía.
Una realidad que me hace dejar todos mis propósitos y deseos de lado y que me impide dormir como a todos en general. Que mi abuela está muy enferma era una realidad desde hace mucho, pero es una persona fuerte que sabe disimular muy bien (mejor que yo) y me da muchísimo miedo perderla aunque parece que todos lo van aceptando lentamente. Más ahora con las últimas noticias.
Sería una buena idea que alguien descubriera una cura para el cancer, como deseo de año nuevo, aunque en este caso ya sea un poco tarde. Yo, por mi parte, he decidido que mi propósito de vivir más la vida, pensar menos las cosas y actuar para aprovechar al mínimo cada oportunidad es más importante que todas las demás. Mucho más importante.
Las uvas se me atragantaron y la última rodó por el salón. Mala entrada de año para despedir a un gran 2007.
